A partir de este lunes 15 de julio, la alícuota del Impuesto a las Grandes Transacciones Financieras (Igtf) en bolívares queda fijada en 0%, es decir, que su aplicación está suspendida. Esta medida decretada por el presidente Nicolás Maduro y ya publicada en la Gaceta Oficial Extraordinaria Nº 6.821 supone un alivio tributario para la mayoría de las empresas privadas del país y un pequeño grupo de personas naturales.

Sin embargo, el Igtf relacionado con los pagos en divisas y criptomonedas y que es cancelado por cualquier persona en el país en operaciones tan sencillas como compras en supermercados, franquicias de comida rápida o farmacias sigue vigente, como bien lo establece el artículo 2 del Decreto Presidencial Nº 4.972.

La fijación de la alícuota 0% se hizo con un Decreto Presidencial publicado en Gaceta Oficial | Foto: Captura de pantalla

Por eso, en Efecto Cocuyo preparamos esta guía de respuestas sobre la suspensión del Igtf en bolívares.

¿Quiénes pagaban el Igtf en bolívares?

Este impuesto empezó a cobrarse desde el 1º de febrero de 2016. Todas aquellas empresas y personas naturales calificadas como “sujetos pasivos especiales” por el Servicio Nacional Integrado de Administración Tributaria (Seniat) estaban obligadas a cancelar este tributo cada vez que movilizaban sus bolívares en las cuentas bancarias, bien fuera por transferencias digitales inmediatas, retiros o compras de cheques de gerencia. Aunque también se pagaba por las operaciones con bolívares en efectivo.

No en vano, algunos llegaron a apodarlo como un “impuesto al débito bancario”, porque era la banca nacional quien se encargaba de recolectar el impuesto y, luego, entregárselo al Seniat.

¿Quiénes se benefician de la suspensión?

Industriales, importadores, comerciantes, grandes transportistas y hoteles son algunos de los favorecidos con la medida. De hecho, las empresas privadas son quienes más se benefician de este alivio tributario con el Igtf en bolívares, decretado en medio de la campaña electoral para las Presidenciales 2024.

La Federación de Cámaras y Asociaciones de Comercio y Producción de Venezuela (Fedecámaras), la Confederación Venezolana de Industriales (Conindustria) y otros gremios de las empresas privadas y comerciantes estuvieron en negociaciones con el Ejecutivo desde finales del año 2022, para que se impulsara esta medida.

Los empresarios privados esperaban que la fijación de 0% de la alícuota para el Igtf en bolívares pudiera concretarse en el primer trimestre de 2023.

Otros profesionales independientes de la medicina, la contaduría o la arquitectura etiquetados como “sujetos pasivos especiales” por el Seniat también están favorecidos con la medida, aunque este grupo representa una proporción más pequeña de los beneficiados.

¿Bajarán los precios de los productos sin el Igtf en bolívares?

El mayor argumento de los empresarios privados para pedir que se pusiera fin al cobro del 2% del Igtf en bolívares era que los precios de alimentos, medicamentos y demás productos hechos en el país llevaban una carga adicional por este impuesto.

Los cálculos del Consejo Nacional del Comercio y los Servicios (Consecomercio) hablan de un “12% de incremento de precio en los productos” por este impuesto, que tiene dos aristas: una en bolívares y otra en dólares. Dado que la suspensión no abarca a los pagos realizados en dólares o criptomonedas, entonces, algunas firmas económicas consideran que su impacto en los precios será limitado en el corto plazo.

El alivio tributario del Igtf en bolívares llega cuando a las empresas se le acaba de sumar una nueva carga tributaria, con el 9% correspondiente a la Ley de Protección de las Pensiones de la Seguridad Social, que entró en vigencia en junio pasado.

Firmas especializadas como Ecoanalítica calculan que la carga tributaria actual equivale a 40% de los ingresos netos de las empresas. Este cúmulo de tributos que incluyen el Impuesto sobre la Renta (Islr) y el Impuesto al Valor Agregado (IVA), sin hablar de los impuestos municipales y otras cargas parafiscales como son los aportes a la ciencia y al deporte también son parte de los desequilibrios que influyen en los precios finales pagados por los consumidores.

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