• El mito de que las vacunas causan autismo fue originado por un estudio fraudulento del exmédico británico Andrew Wakefield
  • A pesar de la evidencia científica, las teorías antivacunas como las promovidas por quien sería el próximo Secretario de Salud de Estados Unidos, Robert Kennedy Jr., siguen desinformando sobre la relación entre las vacunas y el autismo
  • Estudios actuales, respaldados por instituciones como el Centro Nacional de Enfermedades de Estados Unidos, demuestran que los trastornos del espectro autista tienen causas genéticas, no relacionadas con la vacunación

Como vimos durante la pandemia de Covid-19, son muchos los mensajes desinformativos y las teorías antivacunas que se difunden masivamente a través de las redes sociales, como el falso mensaje de que las mujeres embarazadas vacunadas con Pfizer perdieron a sus bebés y que circuló en junio de 2022.

Tras la designación del activista antivacunas Robert Kennedy Jr. como secretario de Salud y Servicios Humanos del segundo gobierno de Donald Trump en Estados Unidos (EE.UU), que inicia el 20 de enero de 2025, un usuario consultó a la Tía de WhatsApp la veracidad de una imagen con supuestas órdenes ejecutivas en torno a la vacunación que supuestamente se aplicarán al iniciar el siguiente mandato de Trump, entre las que se incluye como última opción “reconocer que las vacunas causan autismo”. 

Por ello, en Cocuyo Chequea decidimos verificar esta desinformación zombi que circula desde 1998, antes de que se vuelva a propagar: el mito de que las vacunas causan autismo.

¿Cómo nace este mito? 

La creencia se originó en 1998, tras la publicación en la revista médica The Lancet del gastroenterólogo Andrew Wakefield “que, a través del estudio de 12 niños con trastornos generalizados del desarrollo asociados con síntomas gastrointestinales, relacionó a 8 de ellos con problemas de comportamiento (autismo) asociados temporalmente con la administración de la vacuna triple vírica que protege contra el sarampión, paperas y rubéola”, reseña el Ministerio de Salud de Chile.

No obstante, el estudio fue criticado por la comunidad científica por basarse en una muestra muy pequeña y que otros médicos trataron de replicar los resultados sin tener éxito alguno, lo que incumple uno de los preceptos del método científico, que los resultados sean replicables. Al contrario, en el año 2009, el periodista británico Brian Deer, cuyas investigaciones estudian la industria farmacéutica y la medicina, evidenció en un informe que los resultados de Wakefield eran un fraude

En el reportaje se mostraban las malas prácticas éticas y científicas de Wakefield, que incluía la manipulación de los datos obtenidos, que algunos de los niños estudiados no tenían realmente autismo, que otros niños habían sido seleccionados para el estudio por asociaciones antivacunas y que el estudio no había sido aprobado por ningún comité de ética (un requisito imprescindible en cualquier estudio con pacientes)”, explica El Diario de España.

Tras las evidencias de fraude, en ese mismo año 2009 el Colegio General de Médicos británico expulsó a Wakefield del colegio de médicos y le prohibió ejercer la medicina a perpetuidad en el Reino Unido.

Creada la vacuna, creada la desinformación

Es importante agregar, que la desinformación relacionada a las vacunas se ha difundido desde la misma creación de la vacuna de la viruela en 1796. Tras un polémico invento de Edward Jenner, considerado padre de la inmunología, en el que usó -sin permiso ni explicación- pus de una herida de una ordeñadora de vacas contagiada de viruela bovina y quien había desarrollado inmunidad al virus, para desarrollar una nueva técnica que llevó a las actuales inoculaciones, hubo entonces rechazo por una parte de la sociedad civil y hasta la comunidad científica, lo que llevó a la creación del primer grupo antivacunas, que aseguraban que el humano sufriría consecuencias mutantes al desarrollar partes, pústulas o variaciones similares a las vacas.

No obstante, en 1805 Napoleón ordenó vacunar a toda su tropa, siendo la primera campaña de vacunación masiva en la historia, que ayudó a sus logros militares pues perdía menos soldados en las largas travesía bélicas, mientras que en 1802 el Parlamento francés distinguió a Jenner por sus descubrimientos sobre la vacuna contra la viruela.

Persiste la creencia en pleno siglo XXI

Aunque los estudios científicos evidencian que las vacunas no están asociadas con Trastornos del Espectro Autista (TEA), como expone el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE.UU, continúa circulando contenido desinformativo que mantiene esta preocupación. 

En agosto de 2023, el medio verificador mexicano El Sabueso, de la plataforma Animal Político, identificó una publicación desinformativa en X (anteriormente Twitter), que aseguraba falsamente que el autismo es una enfermedad y un trastorno psicológico generado por las vacunas; el post también afirmaba “que la ciencia desconoce el origen de los trastornos autistas y señala que “si lo saben, lo ocultan convenientemente”.

Sin embargo, El Sabueso entrevistó a la especialista en Neuropsicología Clínica Alejandra Palacios Bustamante, quien “comentó que el autismo es un trastorno de neurodesarrollo y que es totalmente falso que las vacunas lo ocasionen”. Asimismo, cita al Instituto Nacional de Salud Infantil y Desarrollo Humano (NICHD), el cual “dice que existe abundante evidencia que sustenta la idea de que los genes son una de las principales causas o factores que contribuyen al desarrollo de TEA, ya que pueden presentar mutaciones en más de 100 genes, pero que esta relación genética no se presenta igual en todos los casos”.

Por otra parte, el medio de verificación estadounidense Factcheck.org analizó en febrero de 2024 publicaciones virales que tergiversaron los resultados de un estudio sobre ratas embarazadas vacunadas contra el Covid-19 y sus crías, para infundir creencias para vincular falsamente a estas vacunas con el autismo. 

La verificación detalla que, al contrario de lo que afirma la desinformación, “las vacunas no causan autismo”, según la declaración un portavoz del CDC, que reportó que “hasta la fecha, ningún dato de seguimiento de la seguridad de las vacunas en Estados Unidos indica una asociación causal entre el autismo y la vacunación contra el COVID-19”.

Robert Kennedy: de antivacunas a secretario de Salud de EE. UU.

Teniendo certeza científica de que las vacunas no causan autismo, es importante conocer la posición del próximo secretario del Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos, Robert Kennedy Jr., sobre esta temática.

Kennedy es un activista antivacunas que fundó en 2007 Children’s Health Defense, una organización que denuncia lo que considera prácticas dañinas en la industria farmacéutica y en la producción de vacunas, como explicamos acá según datos de la BBC. 

Uno de sus argumentos desinformativos más fuertes es la conexión entre las vacunas y el autismo, lo cual evidenció al producir en 2021 la secuela del documental Vaxxed II: The People’s Truth, dirigido por el exmédico Andrew Wakefield (quien inició el movimiento antivacunas con su falso estudio de 1998 y le fue prohibido ejercer la medicina de por vida en Reino Unido).

Aunque hasta el momento Kennedy no ha dado detalles de los planes como secretario de salud, las acciones de los fabricantes mundiales de vacunas y medicamentos cayeron después de su designación, como evidencia Reuters

Asimismo, el medio France 24 explica que “Kennedy no podría controlar qué vacunas de rutina reciben los niños en las escuelas; eso depende en gran medida de cada estado. Pero podría cambiar qué antídotos deben tomar los empleados federales y podría influir en los protocolos de vacunación militares de Estados Unidos”. 

Algunas desinformaciones sobre la vacuna de Covid-19

A propósito de esta verificación, recordamos algunas desinformaciones que se compartieron durante la pandemia sobre las vacunas de Covid-19, las cuales fueron analizadas por la red de chequeadores latinoamericanos (Latam Chequea), a la que pertenece Cocuyo Chequea.

En 2020 circularon publicaciones y hasta una carta de la médica Chinda Brandolino (conocida por viralizar desinformaciones sobre el coronavirus), que argumentan “que las vacunas hechas a base de ARN mensajero (es decir, ácido ribonucleico que transfiere el código genético procedente del ADN) podrían interferir en el funcionamiento de ciertos genes del organismo, entre ellos los que tiene relación con la fertilidad y la reproducción humana”. Sin embargo, el medio argentino Chequeado verificó que esto es falso.

Por otra parte, en 2021 circuló un estudio publicado en el New England Journal of Medicine que sostenía que el 82% de las embarazadas que fueron vacunadas durante sus primeros meses de gestación contra el Covid-19, sufrieron un aborto espontáneo. No obstante, el equipo de Brasil Lupa corroboró que la desinformación se trataba de “una interpretación errónea de los datos presentados en la investigación”, ya que “el estudio indica que, de los 827 embarazos concluidos, hubo 104 abortos espontáneos (…), lo que corresponde al 12,6% del total, y no al 82% como lo indicaba la imagen”. 

Cuentas antivacunas y desinformadoras en redes

Respecto a la imagen con supuestas órdenes ejecutivas que aplicará Kennedy en enero de 2025, esta proviene de la cuenta de Instagram @conscienciadedios, la cual publica variado contenido desinformativo sobre política de Estados Unidos y Venezuela, así como contenido alarmista, como un supuesto apagón mundial anunciado por la serie animada Los Simpson el 17 de noviembre de 2024.

No obstante, la cuenta que supuestamente pertenece a “Ronald” y acumula 749 mil seguidores, también hace publicaciones con contenido cristiano que intercala entre los contenidos desinformativos. 

Conclusión

La afirmación de que las vacunas causan autismo es un mito originado por un estudio fraudulento en 1998 por el exmédico Andrew Wakefield, el cual ha sido ampliamente refutado por la comunidad científica desde el año 2009, como evidencia nuestro método de verificación

A pesar de ello, continúa circulando desinformación basada en esta creencia y alimentada por teorías antivacunas, como las que promueve el próximo secretario del Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos, Robert Kennedy Jr. 

Sin embargo, las evidencias científicas son claras: no existe ninguna relación causal entre las vacunas y el autismo. Los estudios actuales, respaldados por organizaciones como el CDC de Estados Unidos, demuestran que los trastornos del espectro autista tienen causas genéticas y no están vinculados a la vacunación. Ante la importancia de combatir la desinformación que afecta a la salud pública, te invitamos a consultar a la Tía de WhatsApp, nuestro chatbot de verificación de información.