América Latina y el Caribe es la segunda región del mundo —después de Asia— con más exposición a eventos climáticos extremos, los cuales están incidiendo en la reducción de la productividad agrícola y, por tanto, en la seguridad alimentaria.
Así lo señala el Panorama Regional de Seguridad Alimentaria y la Nutrición 2024, publicado recientemente por la Organización de Naciones Unidas (ONU), que hace hincapié en cómo dichos eventos también afectan los esfuerzos en la reducción del hambre y la malnutrición.
En el informe, que detallamos a continuación en alianza con Noticias Sin Filtro, se menciona a Venezuela como uno de los países cuya producción agrícola se ha visto perjudicada debido a la disminución de lluvias.
Más eventos climáticos extremos, más malnutrición y enfermedades
Las sequías, inundaciones, tormentas y temperaturas extremas tienen un impacto directo en los cultivos, por lo que la caída de la producción, principalmente en los trópicos, aumentará el riesgo de desnutrición y efectos crónicos por retraso del crecimiento ante el menor acceso a alimentos.
De acuerdo con el informe, el hambre afectó a 41 millones de personas en la región durante 2023; sin embargo, entre 2019 y 2023, la prevalencia de la subalimentación (o el consumo insuficiente de alimentos) aumentó 1,5 puntos porcentuales en todos los países afectados por la variabilidad climática y los eventos extremos.
Condiciones adversas para pueblos indígenas venezolanos y cultivos
Según el Panorama Regional, la alternancia entre escasez de precipitaciones y estaciones lluviosas está afectando tanto al Corredor Seco como a los Andes tropicales y cita como ejemplo de esta situación a Venezuela, donde la disminución gradual de las lluvias ha afectado la producción de los agricultores de pequeña escala, en estados como Guárico y Apure, reduciendo sus ingresos y dificultando su acceso económico a otros alimentos.
El informe también subraya que en la región Guajira, fronteriza entre Colombia y Venezuela, la aridez de la tierra junto con el aumento de eventos meteorológicos extremos han producido condiciones adversas especialmente para el pueblo Wayúu en sus actividades agrícolas y ganaderas.
Desde 2019, la Guajira, ubicada en el norte del estado Zulia, experimenta sequía y una pronunciada escasez de agua luego de que la planta potabilizadora “El Brillante” quedó fuera de servicio en 2017. Esta situación ha llevado a las mujeres a emprender la búsqueda de agua, a pie y en pozos contaminados.
Para el informe es otro ejemplo de cómo los eventos climáticos extremos están afectando de forma diferenciada y más severa a las mujeres, ya que se convierten en otra carga adicional para ellas.
Además del impacto en la producción agrícola, la variabilidad del clima y los eventos climáticos extremos suponen un aumento en los precios de los alimentos que responde a perturbaciones en el rendimiento de los cultivos y produce la disminución de la oferta de productos agrícolas.
En Venezuela, cultivos como el maíz y el arroz han sufrido bajo rendimiento por la alteración del ciclo de lluvias. Y, de acuerdo con la Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales (Acfiman), el cambio climático podría provocar pérdidas de hasta el 25 % en los cultivos del país.
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