Madres y hermanas de los presos políticos recluidos en Tocuyito, estado Carabobo, cuentan las precarias condiciones de detención de sus familiares. El deterioro físico y psicológico de los jóvenes que fueron apresados en el contexto de las protestas postelectorales es notable, según las mujeres. En medio del dolor y la tristeza, piden que los liberen
Lobeis Rodríguez, madre de Wilger Leal, uno de los detenidos después de la elección presidencial del 28 de julio, recuerda que se le «partió el corazón» cuando vio que su hijo estaba muy delgado y dice que lo que más la destruyó fue el abrazo que le pudo dar durante esa visita: «Lo toqué de arriba a abajo, me arrodillé, porque no creía que él fuera mi hijo».
«Mi hijo está en Tocuyito, lo he visto una vez, el día lunes, y parece un zancudito», cuenta entre sollozos. Rodríguez se agarra la cabeza con las dos manos, con desesperación, «Está muy flaco y muy deteriorado». Tenía 75 días sin verlo y desde el primer momento clama por su libertad.
Wilger Leal es un joven de 26 años que, antes de las protestas postelectorales, se dedicaba a la venta de zapatos en compañía de su madre. Ella revive con dolor el momento en el que se llevaron a su hijo el 1 de agosto.


No veo justo que por un audio mi hijo esté en Tocuyito. Está muy flaco y muy deteriorado.
Lobeis Rodríguez, madre de Wilger Leal
«No sé cómo explicar esto porque él nunca había estado detenido; se graduó de bachiller a los 16 años. Mi hijo nunca ha sido un delincuente y lo sacaron de mi casa, no estaba en la calle, para decir que manifestaba en una guarimba», narra.
«No veo justo que por un audio mi hijo esté en Tocuyito. Él es alto, acuerpado y lo vi como un zancudito», comenta entre lágrimas la madre, que vive en Charallave, estado Miranda.
Lobeis dice que la conversación que tuvo con su hijo ese día fue puntual, porque detrás de cada uno de ellos había un funcionario escuchando lo que hablaban, esto habría impedido que Wilger le comentará sobre las condiciones de la comida.
En Tocuyito por un estado de WhatsApp
Lobeis hace un recuento de lo que pasó ese 1 de agosto cuando llamó a su hijo para pedirle que borrara el estado de WhatsApp que había subido y que solo tenía una hora de publicado: «Lo montó a las 5:00 p.m., cuando me llamó mi nuera y le dije que lo quitara porque eso iba a traer problemas».
A las 7:00 p.m., su presentimiento se volvió realidad, cuando funcionarios encapuchados y armados tocaron a su puerta y les pidieron a todos ponerse boca abajo, sin importarles la presencia de menores en la residencia.
«No sabían el nombre de mi hijo y cuando abrimos la puerta apuntaron a todo el mundo, había cuatro menores de edad, pero no les importó. Pasaron por encima de ellos», relata mientras las lágrimas corren por sus mejillas.


Ellos se bañan solo con agua y no sé con qué se asean. ¡No permiten el acceso ni de una galleta!
Sol Ocariz, hermana del preso político Edward Ocariz
Una de las cosas que más lamenta es que no pudo pelear por su hijo, porque uno de los funcionarios la tenía sometida con el codo en su cuello. Lobeis solo quería darle un abrazo.
Cuando consultó sobre las razones de la detención, los funcionarios le mostraron el video de WhatsApp que su hijo había subido a su estado. Ese video solo lo habían visto seis personas, que eran contactos de su hijo, cinco se encuentran fuera del país. Presumen, entonces, que lo entregó esa sexta persona que aún vive en Venezuela.
«El estado es un audio porque lo que aparece es el sticker de un muñeco, donde se habla del gobierno y los policías. Mi hijo pidió perdón porque él montó el video», dice.
Denuncia que a Wilger Leal lo golpearon el día de su detención, incluso policías municipales le notificaron que la mandíbula «le bailaba» y tenía múltiples golpes en todo su cuerpo.
Condiciones de reclusión
Lobeis asegura que el espacio donde está recluido su hijo es una especie de sótano, no entra la luz del sol: «Todo es cerrado, es horrible. Me dijo: ‘Mamá, sácame de aquí’».
La denuncia de Lobeis Rodríguez sobre la poca luz solar a la que tienen acceso coincide con los señalamientos de Sol Ocariz, hermana del preso político Edward Ocariz. También alerta de que los detenidos que están en el penal de Tocuyito enfrentan problemas por falta de hidratación.
«No les dan suficiente agua para beber y eso los desgasta. No tienen nada y lo peor es que no permiten que los familiares les llevemos algo. ¡No permiten el acceso ni de una galleta!», dice Sol Ocariz.


Mamá, sácame de aquí
Wilger Leal a su madre Lobeis Rodríguez durante su única visita
Este reclamo también fue realizado por los familiares de 28 presos políticos, quienes protestaron el jueves 17 de octubre en las afueras del centro de reclusión porque tienen cuatro días sin recibir agua.
Edward Ocariz es miembro del Comité de Defensa de los Derechos Humanos de la parroquia Coche y vicepresidente de Primero Justicia en esa zona. Fue detenido el 2 de agosto, un día después que Wilger Leal Rodríguez.
La detención también ocurrió en su casa, donde ocho funcionarios de la policía llegaron encapuchados y sin ninguna orden, señala la hermana a El Pitazo: «Él es inocente, como la gran mayoría de los presos políticos, y se le violentaron sus derechos porque fue secuestrado en su apartamento».
Sol Ocariz comenta que su hermano cumplirá 3 meses detenido y solo lo ha podido ver una vez. «Ha perdido más de la mitad del peso y está pálido porque solo lo dejan ver el sol una vez a la semana y por 20 minutos», añade.


Él es inocente, como la mayoría de los presos políticos
Sol Ocariz, hermana del líder comunal de Coche, Edward Ocariz
Cuando llegaron al penal de Tocuyito recibieron un kit de aseo personal, pero ya llevan más de 77 días y no les han entregado nada adicional. «La ropa la lavan con agua, la tienden y se la vuelven a poner», continúa, y no tienen ningún tipo de producto de limpieza.
«Ellos se bañan solo con agua y no sé con qué se asean», cuestiona la familiar del activista Ocariz; además, solo permiten la visita de mujeres, a quienes les ponen un uniforme compuesto de franela blanca, un jean y unas sandalias.
«La cédula es lo único que nos permiten entrar, de resto no hay acceso para más nada», critica con molestia.
Huelga de hambre a cambio de un abrazo
Sol Ocariz revela que la visita de la semana del 14 de octubre fue un logro de los detenidos. «(…) hicieron una huelga de hambre exigiendo que querían tocar a sus familiares y recibir un abrazo».
Según Ocariz, estos gestos forman una parte vital del apoyo que les brindan los familiares a los presos políticos: «Necesitamos que estén en condiciones mínimas porque son inocentes».
Mientras, los familiares piden justicia, que se les informe respecto a las audiencias y que los liberen porque no tienen responsabilidad en los delitos que les imputan.
La madre de Wilger Leal envía un mensaje: «Yo le digo a Nicolás Maduro: ¿Qué es esto? ¡Ustedes están para sumar, no para restar! Porque, no solo son los presos, hay familias y mucha gente que necesitamos respuestas y que estas personas estén en las calles».


Mi hijo pidió perdón porque él montó el video
Lobeis Rodríguez, madre de Wilger Leal