Caracas.- El asesor para asuntos internacionales del Gobierno brasileño, Celso Amorim, declaró este martes, 29 de octubre, que en las recientes elecciones en Venezuela el principio de la transparencia no fue respetado, por lo que la proclamada victoria de Nicolás Maduro no puede ser reconocida.
Canciller durante los 2 primeros mandatos (2003-2010) del actual gobernante Luiz Inácio Lula da Silva, Amorim compareció ante la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados para explicar la posición de Brasil frente al convulso proceso electoral venezolano.
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Explicó que, en sus intentos de mediación, Brasil se ha orientado por los principios de «defensa de la democracia, no injerencia en asuntos internos y resolución pacífica de las controversias».
Sin embargo, subrayó que, al no ser publicados los resultados detallados de los comicios del 28 de julio, en los que las autoridades electorales proclamaron la victoria de Maduro, «el principio de la transparencia no fue respetado».
«Por esta razón, Brasil no reconoce ese resultado ni el triunfo que le atribuye la oposición a Edmundo González Urrutia», insistió.
Brasil preocupado por derechos humanos en Venezuela
Sobre las actas divulgadas por la oposición, acotó que «reconocer resultados distintos, con base en los datos recogidos por un candidato, representaría un precedente peligroso para la institucionalidad democrática».
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Amorim reiteró su preocupación por la situación de los derechos humanos en Venezuela y por los nuevos mecanismos de control de la sociedad civil establecidos por el gobierno de Maduro después de las elecciones.
«El principal interés que guía a Brasil es evitar tensiones que amenacen la paz en Suramérica, la solución debe ser alcanzada por los propios venezolanos», aclaró.
Relación con Brasil en crisis
Junto a Colombia y México, Brasil ha tratado de mediar entre el Gobierno y la oposición para tratar de resolver la crisis, pero esos intentos han sido rechazados y descalificados por el oficialismo venezolano.
En ese marco, Amorim dijo que Brasil sigue abierto a contribuir si hay disposición de ambos lados, con los que intenta mantener el diálogo, aunque reconoció que no es fácil.
La tensión con Venezuela se agudizó la semana pasada, cuando el gobierno de Lula se negó a aceptar a Venezuela como miembro asociado al foro Brics. Esa posición fue considerada por el oficialismo «una agresión y un gesto hostil», que se enmarcó en «la política criminal de sanciones impuestas contra un pueblo valiente y revolucionario, como el venezolano».