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miércoles, 30 abril, 2025

Un salario mínimo contra un salario suficiente

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Por Manuel de la Mancha 

Es una contradicción, aunque no parezca. ¿Qué trabajador no vería justo y hasta sensato, luchar por un salario mínimo? Pero, ¿salario mínimo, como todos lo entienden, es igual a salario suficiente? Quienes vendemos nuestra fuerza de trabajo e Venezuela y el mundo estamos dispuestos a dedicar, al menos, 8 horas diarias o 40 semanales de nuestra vida, para sobrevivir. Es lo “mínimo" a lo que aspiramos. 

¿Pero sobrevivir es solo comer, precariamente? Es elemental que si nos alcanza solo para comer, no será suficiente para sobrevivir. La sensatez también tiene que decir algo acá. Un trabajador necesita vestirse, asearse, tener un teléfono para comunicarse y salir a tomarse una birra o a comer unos golfeados, al menos, una vez al mes. Quizás mandar a sus hijos a la escuela, comprar un uniforme, un libro, un lápiz. 

Sobrevivir no es sinónimo de comer nada más. El salario mínimo tiene una definición distinta a la que tendencialmente intentan afianzar los empresarios, el Gobierno, analistas y economistas de pacotilla y muchos, pero muchos, sindicalistas traidores. Esta es la peor parte. No es solo comer.

Lo que estamos señalando como “elemental", está contenido, de hecho, en el artículo 91 de la maltrecha y violada Constitución de la República. Pero no es porque lo diga la constitución que se debe exigir. Se debe exigir porque para que podamos comprar lo mismo que nosotros producimos, al menos, no  debe alcanzar nuestro propio salario. Es un cálculo elemental que debe sacar cualquier trabajador. En esto justamente consiste la gran trampa a la que nos tienen sometidos en nuestro país. 

La principal exigencia de los trabajadores, pensionados y jubilados en reiteradas protestas recientes, días previos a la conmemoración de la lucha de los mártires de Chicago, vuelve a ser la de elevar el salario mínimo a lo establecido en el artículo 91. Muy seguramente esta expectativa no se cumplirá sin que medie una buena pelea. Tres años han pasado sin un aumento de salario, pero hay que decirlo: el Gobierno ha desaparecido el salario y esto lo agradecen mucho los grandes capitales. Pero no los trabajadores.

Llevar el “salario mínimo", tanto en la empresa privada como en el Estado, al costo de la Cesta Básica, es una exigencia elemental. Y ese salario mínimo debe ser entendido como Salario Suficiente. Pero nadie parece querer definir cuál es ese monto, algo que elementalmente han debido sustanciar los dirigentes de la propia clase trabajadora. Aunque en la intuición común, está la cifra. La gente sabe cuánto cuesta vivir. Sabe cuánto necesita una familia nuclear de 4 o 5 integrantes. 

¿Es posible definir de cuánto es este monto? Claro que sí. Pero algunos piensan que si pedimos mucho, los pobres empresarios no podrán pagarlo. Esos que se han hecho millonarios a partir del usufructo de la renta nacional o de nuestro propio trabajo. Mucho menos el “pobre Estado", que ha sido testigo del saqueo inimaginable de cifras astronómicas que nadie logra decir en una sola palabra. 

Bajo esa lógica irracional, algunos indecibles intentan afianzar una cifra que no permite objetivamente la sobrevivencia. Doscientos dólares, calculan los miserables. Y todos sabemos que nadie sobrevive con eso. Que hay que matar tigres, trabajar inmisericordemente y hasta robar para completar el mes. Este es el más grande drama. Nos empujan al delito mientras nos roban “legalmente".

De hecho, de acuerdo a cifras conservadoras del Cendas, un venezolano necesita $131,75 mensuales para cubrir los gastos básicos de alimentación en el mes de abril de 2025. Una familia de 4 integrantes no podría sobrevivir con 200$ o al menos dos de ellos pasarían hambre. Y si dos trabajaran, aun así, no les alcanzaría para comer completo, según cifras conservadoras y solo en materia de alimentos. 

La distribución de la riqueza está en el salario

Por eso, exigir un Salario Suficiente es exigir un cambio real en la distribución de la riqueza producida nacionalmente. Quizás los ricos se hagan un poquito menos ricos, pero, ¿quién no estaría de acuerdo con un poquito de justicia, mínimo? Más aún, los trabajadores, la mujer y el hombre común, ¿qué entenderán mejor para luchar junto a sus dirigentes? ¿un complejo asunto matemático de distribución de la riqueza o la exigencia de un salario suficiente para vivir?

El artículo 91 ancla el salario al costo de la Cesta Básica para una familia promedio de 4 integrantes. Sobre esto parece haber “confusión", sobre todo y lamentablemente, en el mundo sindical (quizás combinación de ignorancia, desideologización y propaganda desinformativa). Confunden la categoría de Cesta Básica con Cesta Alimentaria.

“No solo de pan vive el hombre". Esto no es chiste ni un refrán caliche. Es algo elemental en la relación de trabajo universalmente aceptada hoy. Son las condiciones mínimas de existencia (o de reproducción), según definen autores clásicos de la economía política. La Cesta o Canasta Básica, en su definición mundialmente aceptada, es un conjunto de bienes y servicios comprendido de un número de productos indispensables para que una familia pueda satisfacer sus necesidades básicas de consumo, no solo alimentos. Incluye el costo de servicios básicos, recreación y gastos de vida. Esta es la correcta definición y sin duda la CRBV se refiere a esto y no a la Cesta Alimentaria. 

La lucha por un Salario Suficiente es la lucha por un salario mínimo racional y justo. No es “pedir más" ni atentar contra el empresario o contra el Estado, más allá de que sea un Estado sujeto a sanciones internacionales pero en el que, incluso sancionado, se saquean cifras milmillonarias. La lucha por un Salario Suficiente es una lucha constitucional, legítima, justa y, al mismo tiempo, es la lucha por una mejor y más sensata distribución de la riqueza que produce nuestro trabajo. 

La sociedad y, sobre todo los trabajadores, esperan de su dirigencia sindical una lucha más allá de “lo que es posible alcanzar". No se crea conciencia pidiendo lo mínimo. No se conquistan mejoras pidiendo lo mínimo. Son principios de cualquier negociación. Venezuela necesita que sus dirigentes trabajadores puedan liderar el cambio radical en las condiciones de vida. Exigir al menos el respeto a la Constitución y un Salario Suficiente, es un paso elemental, aunque el cambio verdadero requiera luego algo más que la exigencia de una Canasta Básica.

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