Por: Rixio G Portillo R. Profesor de la Universidad de Monterrey.
El deceso del papa Francisco es noticia en estos días. Muchos son los aspectos que merecen ser comentados de un gigante sencillo con todas sus letras, pero se hace necesario hacer una lectura de estos años en clave Venezuela, en el momento más oscuro de nuestra historia contemporánea, y en el que el papa latinoamericano estuvo presente.
Venezuela es uno de los destinos en deuda de Latinoamérica de este pontificado, y sin una pretensión de superioridad, estamos en el mismo nivel que su amada Argentina, que tampoco visitó, aunque por razones diametralmente distintas.
La ausencia del destino Venezuela en la agenda de los viajes del papa no significó un desentenderse de la realidad, sin duda alguna, el país latinoameriano con el mayor número de referencias en estos doce años fue el nuestro. Comentarios, alocuciones, en todos los escenarios, de todas las formas, en todos los momentos. Francisco no calló, no estuvo mudo, ni fue cómplice.
Dijo mucho, hizo mucho
Como muestra un breve resumen. En las conferencias de prensa de los vuelos de regreso desde Ecuador, Bolivia y Paraguay 2015; Polonia 2016; Suecia 2016; Egipto 2017; Colombia 2017, incluso en este viaje pidió rezar por nuestro país cuando salió de Roma; Panamá 2019; Emiratos Árabes 2019; Tailandia y Japón 2019 habló de Venezuela. En todas sus intervenciones pedía una salida negociada y dialogada, alejada de toda forma de violencia.
Más allá, el papa no escondió sus críticas al diálogo del año 2016: “No resultó porque las propuestas no eran aceptadas, o se diluían, o era un «sí, sí» pero «no, no». Todos conocemos la difícil situación de Venezuela. Yo creo que tiene que ser con condiciones ya. Condiciones muy claras. Parte de la oposición no quiere esto. Porque es curioso, la misma oposición está dividida. Y, por otro lado, parece que los conflictos se agudizan cada vez más", afirmó Francisco y vaya que el tiempo le dio la razón.
Las víctimas siempre fueron el centro de sus comentarios, el mayor referente fue su intervención en el emblemático caso de Kluiverth Roa (14 años) asesinado en el contextos de protestas en el Táchira, lo que Francisco dijo en el Ángelus fue claro y directo:
“Deseo recordar también a Venezuela, que está viviendo nuevamente momentos de grave tensión. Rezo por las víctimas y, en especial, por el joven asesinado hace unos días en San Cristóbal". Importante que sin eufemismos habló de joven asesinado, pues Roa recibió un disparo en la cabeza por un oficial de la Policía Nacional Bolivariana.
En el campo de los mensajes Urbi et Orbi, el papa mencionó a Venezuela en 10 mensajes, de los 23 que le tocó presidir; Pascua 2014, Navidad y Pascua 2016, Navidad 2017, Navidad y Pascua 2018, Navidad y Pascua 2019, Pascua 2020, y Navidad 2024.
Con los diplomáticos denunció la crisis
De igual modo en sus discursos al cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede, Francisco fue un profeta de la causa venezolana, en siete de los doce discursos pronunciados en los años: 2015, 2017, 2018, 2019, 2020, 2024 y 2025, estamos presentes.
La intervención más importante, sin duda, la del año 2018, en la que por primera vez un líder mundial, en un escenario global, de representación antes más de ciento noventa países dijo: “Pienso especialmente en la querida Venezuela, que está atravesando una crisis política y humanitaria cada vez más dramática y sin precedentes", mucho antes que la ONU, la OEA y otros organismos internacionales, con la templanza de que, lo dicho fue delante del embajador de la República acreditado. Valiente y testigo testimonio del papa.
No calló tras el 28 de julio
Los comentarios del último año demuestran qué pensaba el papa Francisco sobre el país, en el Ángelus del 4 agosto de 2024, habló con toda radicalidad:
“Expreso preocupación por Venezuela, que está viviendo una situación crítica. Dirijo un sentido llamamiento a todas las partes para que busquen la verdad, practiquen la moderación, eviten toda clase de violencia, resuelvan las disputas con el diálogo y se preocupen por el verdadero bien del pueblo y no por los intereses partidistas" dijo el pontífice.
Sin embargo, la formalidad del texto anterior fue contrastada por el comentario espontáneo en la conferencia de prensa en el viaje de regreso desde Singapur (2024): “Las dictaduras no sirven y terminan mal, antes o después", nada diplomático, totalmente frontal.
No caer en la trampa de la narrativa del poder
Todas estas intervenciones demuestran que el papa Francisco estuvo con la Venezuela pobre, la Venezuela herida, la Venezuela “estrangulada por la arrogancia de los poderosos" (Carta al cardenal Porras, 2021), y por un modelo económico fracasado. Tal como lo dijo en su libro- conversación con Dominique Wolton (2018):
“Un político me explicó que le había dicho a Chávez: «Vuestro defecto es el monocultivo». Y él le respondió: «Pero hay petróleo». «Con el petróleo no basta. Debes cultivar tabaco, trigo… porque tienes muchas tierras». No lo hizo. Y ahí está el resultado.", respondió Francisco.
En todo este escenario, en honor a la verdad, sería mezquino y miope por parte de los venezolanos, no ver lo mucho que hizo, lo mucho que dijo y cómo siempre el país estuvo en su corazón. En fondo y forma, la cantidad y el modo de las intervenciones quedarán para la historia real y no la inventada por la propaganda ideológica.
Francisco jamás fue un aliado del mal, jamás complaciente con la opresión. El papa pobre para los pobres no puede ser relacionado con los utilitaristas materialistas del poder. Ni antes, ni ahora.
Por tanto, el futuro de lo que puede hacer el Vaticano no debe ser una preocupación, indistintamente del próximo papa, fueron doce años de sensibilizar al mundo con la causa Venezuela, y desde la Secretaría de Estado, el compromiso no será otro que una solución humanitaria, justa, pacífica y democrática.