Por: Gabriela Urdaneta. Psicóloga. Magister en Psicología Educacional
La situación actual que están viviendo los migrantes en Estados Unidos por las detenciones masivas y deportaciones, podría generar emociones en los niños, niñas, adolescentes y en todos los miembros de las familias que pueden sentirse amenazadas por el miedo que los embarga ante situaciones que los pongan en riesgo.
Los niños, niñas y los adolescentes de las familias migrantes, están siendo vulnerables a experimentar temor y ansiedad por perder a sus familiares y no saber qué sucederá en su futuro. Las emociones como el miedo y la tristeza ante la incertidumbre, son totalmente esperadas.
Las emociones se sienten como un mecanismo de defensa por saber que algo que pudiera ser amenazante podría interferir en la dinámica de las familias. Y este malestar emocional que pudiera ser limitante en la funcionalidad de la cotidianidad, debe ser atendido para poder ser gestionado de la mejor manera.
Como educadora y profesional de la salud mental manifiesto mi preocupación por lo que hasta ahora se evidencia como un potencial daño psicológico duradero en los niños y las familias afectadas por toda la información que se está generando sobre las acciones migratorias en todo el país.
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Esto ayuda a que surjan ideas y se creen espacios en donde se expresen manifestaciones de afecto durante los tiempos difíciles lo cual sería beneficioso para sentir un bienestar único en estos momentos de cambios.
De la misma manera, la comunicación entre los niños y niñas es a través de las emociones, ponerle nombre a las emociones que están sintiendo les ayudará a transformar el temor en seguridad y así fortalecer la resiliencia, transformando el miedo en fortaleza a través del poder de las palabras.
Recuerde además la importancia de mantener las rutinas ya que esto permite que los niños sientan seguridad y estabilidad. Mantener el diálogo y la cotidianidad podrían ser las herramientas poderosas para enfrentar estos tiempos difíciles.
Hablar sobre lo que está pasando podría, además, convertirse en abrazos emocionales que va a permitir que se sienta en el hogar un ambiente de calma y seguridad.
Recuerde siempre que quizás como cabeza de familia, no tenga el control sobre los factores externos pero siempre podrá tener el control de lo que pasa dentro de su hogar y en su familia.
«En momentos de estrés lo mejor que podemos hacer el uno por el otro es escuchar con nuestros oídos y corazones y estar seguros que las preguntas son tan importante como nuestras respuestas»
M. Rogers