El papa Francisco, aún convaleciente de su infección respiratoria, reapareció este 20 de abril en el balcón de la logia central de la basílica de San Pedro para la bendición Urbi et Orbi luego de la misa del Domingo de Resurrección.
El pontífice, que no había participado en ninguna de las ceremonias de Semana Santa, se subió al papamóvil al finalizar la misa y recorrió la Plaza de San Pedro para saludar a los numerosos peregrinos presentes.
Francisco aún se recupera de una neumonía bilateral que lo obligó a pasar 38 días hospitalizado y fue dado de alta el 23 de marzo.
El papa no pudo oficiar la misa de este domingo y encomendó al cardenal Angelo Comastri que la presidiera, mientras que el tradicional mensaje pascual fue leído este año por monseñor Diego Ravelli, maestro de las Celebraciones Litúrgicas del Sumo Pontífice.
En el mensaje, Francisco exclamó: «¡Cuánta voluntad de muerte vemos cada día en los numerosos conflictos que afectan a diferentes partes del mundo. Cuánta violencia percibimos a menudo también en las familias, contra las mujeres o los niños. Cuánto desprecio se tiene a veces hacia los más débiles, los marginados y los migrantes».
El pontífice expresó su anhelo de que el mundo vuelva a tener esperanza y a confiar en los demás porque todos somos hijos de Dios. “Quisiera que volviéramos a tener esperanza en que la paz es posible», dijo.
Agregó que desea que la Pascua irradie la luz de la paz sobre toda Tierra Santa y sobre el mundo entero, al mostrarse próximo al sufrimiento de los cristianos en Palestina y en Israel.
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Llamado a usar las armas de la paz
El obispo de Roma llamó a los que desempeñan responsabilidades políticas a no ceder a la lógica del miedo que aísla, sino a usar los recursos disponibles para ayudar a los necesitados, combatir el hambre y promover iniciativas que impulsen el desarrollo.
“Estas son las armas de la paz: las que construyen el futuro, en lugar de sembrar muerte", aseguró.
Clamó que «nunca se debilite el principio de humanidad como eje de nuestro actuar cotidiano» y ante la crueldad de los conflictos que afectan a civiles desarmados, atacando escuelas, hospitales y trabajadores humanitarios, el Pontífice fue contundente: «No podemos permitirnos olvidar que lo que está en la mira no es un mero objetivo, sino personas con un alma y una dignidad».
En la conclusión de su mensaje, con motivo del Jubileo Ordinario de 2025, el Santo Padre expresó: «La Pascua sea también ocasión propicia para liberar a los prisioneros de guerra y a los presos políticos».