Por Rixio G Portillo Ríos
Profesor e investigador de la Universidad de Monterrey
León XIV es un papa de origen estadounidense, pero con profundas raíces pastorales en América Latina, evocadas en sus primeras palabras desde la Basílica de San Pedro, con la mención a la diócesis de Chinclayo en Perú, en la que estuvo hasta el 2023, cuando papa Francisco le llama para presidir la Fábrica de Obispos, es decir, la oficina que prepara la terna para la elección de los miembros del episcopado.
Un dato importante es que la tasa de pobreza en Chiclayo ronda entre el 25 y 30 % de la población, por lo que el nuevo papa es continuidad de una iglesia pobre para los pobres.
Habemus papam: sale fumata blanca de la chimenea de la Capilla Sixtina
Un papa americano sin ínfulas de supremacía
Sobre el nombre hay varios aspectos relevantes que precisar, León XIII es el papa de la Doctrina Social de la Iglesia con la encíclica Rerum Novarum (1981), primer documento sobre las “cosas nuevas" que ocurrían en el mundo, con la revolución industrial y el cambio de paradigma de producción de los bienes de consumo. Ya esto hace que Prevost sea un papa social.
No obstante, su origen americano evidencia la astucia cardenalicia en proponer un papa de contra peso de la narrativa americana, y no desde un extraño, sino un propio estadounidense, que rompe con la lógica de superioridad y ego desde el poder; con la sencillez, timidez y discreta presencia. León XIV, en su primera aparición, habló de paz, en un mundo de guerra.
Un papa que evoca “construir puentes, con el diálogo y el encuentro" y no muros que encierran, dividen, aíslan y atrofian cualquier proyecto civilizatorio.
De igual manera una elección que habla de interculturalidad social, de migración, pues es un papa americano que viene desde la pobreza latinoamericana, en una sinergia natural de integración que exige la inclusión real con el distinto y el diferente.
En el caso venezolano, León XIV conoce el drama del país; el episcopado peruano ha sido siempre consecuente en solidarizarse y en recibir a los migrantes del país. Demás está decir que Venezuela sigue teniendo protagonistas directos en la diplomacia vaticana.
En el conflicto y la apuesta por la paz
En la historia, León XIII también es el papa de la Cuestión Romana, el conflicto que surgió ante la avanzada republicana en Italia y derivó en la disolución de los Estados Pontificios, en la que Giacomo de la Chiesa, nombre de pila del papa, se negó a cualquier forma o revuelta violenta, auto imponiéndose la pena del encierro.
Por lo que es natural la herencia de Prevost en tomar el nombre de un papa que negocia, actúa, pero se inclina siempre por la paz.
Un sabio amigo obispo venezolano me comentaba que el nombre de León, y la reiterada mención por la paz del papa Prevost, lo relacionaba con el importante San León Magno, por lo que la sintonía de su discurso es clave con las frases del patrista: “La paz es la que engendra los hijos de Dios, alimenta el amor y origina la unidad".
Ideas que fácilmente describen el perfil diplomático del nuevo papa ante el tormentoso escenario de guerra a pedazos; cristianos que vivan y crean realmente en la paz, el amor, y la unidad, ¿será escuchado?