Un rayo de luz que salió de un cuadro de la Madre Carmen Rendiles curó el brazo que tenía inmovilizado la cirujana Trinette Durán de Branger, luego de recibir una descarga eléctrica. Este milagro le permitió seguir ejerciendo la medicina y dedicar sus tiempos libres a la pintura. 22 años después de su sanación, hoy celebra la canonización de la Madre Carmen
Eran las seis de la mañana de este 31 de marzo cuando la doctora Trinette Durán de Branger recibió una llamada telefónica desde Roma. El motivo: notificarle que hoy sería anunciada oficialmente la canonización de la Madre María Rendiles.
La noticia era esperada por Durán Branger desde hace varias semanas; sin embargo, nunca imaginó que la recibiría el mismo día en que celebra un año más de vida.
“Este es mi mejor regalo de cumpleaños", asegura la cirujana, a quien la Madre María del Carmen Rendiles le concedió uno de los dos milagros que fueron aceptados por el Vaticano para declararla santa.
Una luz milagrosa
La doctora Trinette Durán de Branger se disponía a operar a un paciente cuando una descarga eléctrica le inmovilizó su brazo derecho. Durante dos meses soportó fuertes dolores, pero más allá de los padecimientos físicos, había un riesgo que le preocupaba: no seguir ejerciendo su profesión de médico cirujano.
Los 21 médicos que la revisaron coincidieron en que debía operarse. Era necesario hacer una incisión desde la mano hasta la axila. Esa herida resultaba traumática para la doctora Durán de Branger, así como sus consecuencias, ya que es amante de las pinturas, la escritura y las plantas. Sin embargo, vio una luz al final del túnel de la mano de la Madre María del Carmen Rendiles y se curó.



“Fue un milagro que cambió mi vida espiritual y hoy estamos supercontentos, todo el país debe estar de honores, porque Venezuela tiene dos santos", destaca la doctora Durán de Branger, en conversación con El Pitazo, mientras agradece, una y otra vez, “a Papá Dios, porque con misericordia y amor bajó sus ojos, me vio y me escuchó".
El milagro de la doctora Durán fue el primero atribuido a la intercesión de la Madre María Rendiles. Gracias a él, se convirtió, el 18 de diciembre de 2018, en la tercera religiosa beata.
Ahora fue declarada santa por la iglesia católica, al aprobarse un segundo milagro. Este era el último requisito que faltaba para su canonización.
Una vida dedicada a servir
La doctora Durán de Branger nació en Boconó, estado Trujillo, pero la ciudad de Caracas le abrió sus brazos hace 45 años. Estudió medicina en la Escuela José María Vargas de la Universidad Central de Venezuela (UCV), donde también hizo su posgrado.
Trabajó como cirujano en el hospital Miguel Pérez Carreño; dio clases de posgrado; fue directora de Salud y de Docencia del Instituto Venezolano del Seguro Social (IVSS), formó parte del equipo médico del Palacios de Miraflores y bautizó un libro de poesía, a propósito de su amor por la escritura.
Procedente de una familia católica, siempre se inclinó por hacer labor social y ayudar al prójimo. “Estoy orgullosa de ser médico y de estar al servicio del bienestar de las personas", dice complacida.
Y fue precisamente mientras ejercía la medicina, el 20 mayo de 2003, cuando vivió un duro momento que luego se convirtió en una gran experiencia, marcada por la gracia de Dios.


Fue un milagro que cambió mi vida espiritual y hoy estamos súper contentos, todo el país debe estar de honores, porque Venezuela tiene dos santos
Doctora Trinette Durán de Branger
La doctora iba a operar a un paciente cuando recibió una descarga eléctrica en su brazo derecho, al rozar una camilla que tenía un cable sin protección.
La corriente eléctrica fue tan enérgica que la tumbó. Ayudada por sus colegas, la doctora Durán se levantó y continuó operando, pero, en la noche, comenzó a sentir un fuerte dolor en su brazo.
Dos meses después, la profesional decidió operarse, luego de consultarlo con su esposo y sus dos hijos. El 18 de julio llegó a la clínica para finiquitar los detalles de la intervención; no obstante, por cosas del destino, cambió de planes, abandonó el lugar y se fue al Colegio Belén de las Siervas de Jesús.
“Allí me habían pasado muchas cosas místicas; además, estaba expuesto el Santísimo y quería pedirle que me sanara, porque para mí era muy difícil quedar minusválida", recuerda.
“Carmen te va a curar"…
En la iglesia del colegio Belén, la doctora Trinette Durán de Branger se topó con la tumba de Madre Carmen y pensó que debió tratarse de una santa para que estuviera enterrada en ese lugar. Luego, siguió su camino hacia el altar del Santísimo y, casi recostada sobre él, extendió su brazo para pedir por su sanación.
Una religiosa la miró y la invitó a uno de los cuartos donde acostumbraba descansar la Madre Carmen, convertido hoy en un oratorio. Fue así como conoció a la hermana San Luis, a quien llamaban santa. San Luis se arrodilló y empezó a orarle a Dios, entre lágrimas.
“Carmen te va a curar tu brazo, va a interceder", afirmó la monja, mientras sobaba el brazo de la doctora.
Aquella aseveración vino acompañada de un compromiso. La doctora Durán, quien hizo un retrato de la Madre María Teresa de Calcuta, tenía que reproducir un cuadro de la Madre Carmen.
Junto a la religiosa, la doctora Durán de Branger fue a buscar ese retrato. Ambas caminaron hasta otra habitación donde también solía reposar la Madre Carmen, pero sucedió algo muy extraño.

“Había como una cortina invisible que no nos permitía entrar. Era como una energía. Ella me llevaba de la mano y logramos pasar ese obstáculo. Luego, levantó la mano hacia el cuadro que quería que pintara de Madre Carmen y de ese retrato salió un rayo de luz que iluminó toda la habitación y el techo, mientras las paredes parecían separarse", recuerda.
La doctora se desplomó debido al calor que sintió en su cabeza y en el brazo. Cuando recobró el conocimiento, la hermana San Luis la tenía cargada en la cama.
“No pesas nada", le comentó la religiosa y comenzaron a llorar.
La doctora Durán ya no tenía dolor en su brazo, movía los dedos y abría la palma de su mano derecha. “Me sentía en perfecto estado", afirma.
Al regresar a casa, luego de un diluvio que colapsó las vías de Caracas, la residencia de Durán olía a rosas. Esa fragancia le sorprendió, porque las flores que planta son de injerto y no tienen aroma.


Había como una cortina invisible que no nos permitía entrar. Era como una energía. Ella me llevaba de la mano y logramos pasar ese obstáculo. Luego, levantó la mano hacia el cuadro que quería que pintara de Madre Carmen y de ese retrato salió un rayo de luz que iluminó toda la habitación y el techo, mientras las paredes parecían separarse
Doctora Trinette Durán de Branger
Dos revelaciones
El domingo siguiente, la familia Durán fue a misa para darle gracias a Dios. Durante la homilía, el sacerdote se refirió al milagro y habló de una discapacidad que padecía la Madre Carmen.
“Como no la iba a ayudar Madre Carmen sí ella sabe lo que significa que le falte un brazo a una persona, porque ella nació sin un brazo. La Madre Carmen no necesita en el cielo el brazo que tenía sano y se lo dejó a la doctora Trinette", dijo el párroco.
Esa discapacidad era desconocida hasta ese momento para Durán y su familia. Tras la revelación, todos comenzaron a llorar. Ya no tenían duda: la madre María Rendiles había curado a la doctora Trinette.
Ese día, Trinette de Branger también se enteró de que la religiosa San Luis, aquella que la acompañó cuando sintió el rayo de luz, era hermana de sangre de la hoy santa.

Una sanación perfecta
Al día siguiente de la homilía, la doctora Durán fue a la clínica. Le hicieron una prueba de fuerza, le midieron la circunferencia del brazo y le realizaron una electromiografía para verificar el funcionamiento de los músculos de su brazo y los nervios que los controlan. Todo salió perfecto. Estaba curada.
Han pasado 22 años y la doctora Durán asegura que tiene su mano y su brazo “mejor que nunca". Está jubilada, pero sigue atendiendo pacientes de forma ambulatoria y, eventualmente, ayuda a su hijo, el cirujano plástico Pedro Vargas.
Continúa dedicada a las manualidades, a la costura, el bordado, la pintura, a la poesía, la escritura de cuentos cortos y de oraciones y a la siembra de plantas en su residencia.
Allí también tiene un altar con sus vírgenes y el santo rostro. A ellos les ora el rosario todos los días, agradecida por el milagro concedido.




¿Quién era Carmen Rendiles?
Carmen Rendiles Martínez nació en Caracas el 11 de agosto de 1903. Llegó al mundo sin su brazo izquierdo y por ello la rechazaron en algunas congregaciones en Venezuela cuando decidió dedicarse a la vida religiosa.
El 25 de febrero de 1927 entró a una comunidad de origen francés llamada Congregación Siervas de Jesús en el Santísimo Sacramento y luego fue enviada a Toulouse en Francia para completar su formación religiosa.
A su regreso fue designada Maestra de Novicias y más tarde, en 1947, fue nombrada Superiora; en 1951 fue designada Superiora Provincial y en 1965 funda la Congregación de Siervas de Jesús en Venezuela. Un año más tarde fue designada Superiora General hasta su muerte.
La Madre María falleció el 9 de mayo de 1977 a causa de una extraña gripe. Sus restos se encuentran en una tumba ubicada en el lateral izquierdo a la entrada de la Capilla “Jesús Hostia" del Colegio Belén, en Los Palos Grandes, Caracas.
En este lugar se congregan los devotos para elevar sus plegarias a la Madre María Rendiles. La doctora Trinette Durán de Branger también lo visita con frecuencia.