Los caminantes de la avenida Cedeño
Las personas esperaron por varias horas el paso de María Corina Machado y Edmundo González Urrutia

A las 10:20 de la mañana de este sábado 13 de julio ya la avenida Cedeño de Valencia, que atraviesa la ciudad entre norte y sur a lo largo de 1,5 kilómetros, ya estaba abarrotada de gente.

Estaba dividida en dos grandes concentraciones. Una de personas que caminaron desde el sur y llegaron por la avenida Fernando Figueredo y se adueñaron del espacio entre la sede de la Corporación Eléctrica Nacional, antigua Eleval, y la Torre Empresarial Valencia.

El otro grupo lo hacía desde la zona norte y llegaban desde diferentes municipios: el sur de Valencia, San Diego y Libertador. Al grueso número de seguidores que acudió a ver a la líder opositora María Corina Machado y al candidato presidencial de la Plataforma Unitaria Democrática, Edmundo González Urrutia, los unía una acción: eran los caminantes de la avenida Cedeño, el punto donde el comando opositor pidió congregarse para recibirlos.

Y caminaron con alegría, entre vuvuzelas, pitos, banderas, pancartas y una algarabía que a ratos se hacía más fuerte, pero cuando el sol apretaba al mediodía bajaba un poco para tomar fuerzas. Todos querían ver a María Corina, era el motivo que los hizo recorrer a pie varios kilómetros para llegar al lugar. La temperatura al mediodía llegó a los 30 grados Celsius, pero nadie se movió.

8 kilómetros y medio para ver a María Corina

Lisbeth, Tibisay y Janeth viven en San Diego. A lo largo de la avenida Julio Centeno, que atraviesa esa localidad, había cinco alcabalas policiales y una más en el distribuidor La Cumaca, donde impedían a autobuses o carros acceder al municipio, como pocas veces ocurre en esa localidad.

Ellas llegaron hasta la pasarela de Imgeve, frente al antiguo parque ferial Big Low Center. Con cientos más caminaron por dos autopistas; la primera, la Regional del Centro y la otra, la de Lomas del Este. Les tomó una hora y media subir hasta la avenida Cedeño con Bolívar Norte. No había paso para trasladarse en autobús o en vehículos particulares por el cierre de los accesos al sitio de la concentración.

La Policía de Carabobo y la Alcaldía de Valencia intentaron inmovilizar la ciudad con cierres policiales, camiones del Plan Búho y otros equipos pasados. Su objetivo era impedir que se acercaran los carabobeños al lugar. Los accesos de tránsito hacia la Cedeño estuvieron bloqueados en diferentes partes de la metrópoli.

El diario El Carabobeño constató cierres de avenidas como la Fernando Figueredo, el Paseo Cabriales, ambas que empalman con la Cedeño. También los distribuidores de El Boquete, Santa Rosa, San Blas, Las Chimeneas y El Trigal.

Uno de los puntos con mayor cantidad de personas era de la Cedeño con avenida Bolívar norte

El bloqueo en el distribuidor Firestone obligó a las tres mujeres de San Diego y otros cientos más a iniciar su marcha a las 9:30 de la mañana y ya a las 11:00 a.m., cuando ya estaban en la Cedeño, decidieron descansar a la sombra en los pasillos de un antiguo centro comercial de la zona norte de la capital carabobeña. Se sentaron en el piso y sacaron unos panes, porque iban preparadas para enfrentar los obstáculos, que no solo afectaron a Machado en su recorrido de Caracas a Valencia, sino también a las miles de simpatizantes que querían verla.

La panadería de ese lugar lucía repleta de personas que pedían agua y desayunos a los trabajadores. Algunos otros comercios tenían las puertas a medio abrir. Una señora dijo que a las 8:00 de la mañana, cuando llegó a la tienda de ropa, ya había visto a ciudadanos en el lugar. La presencia de mujeres era notoria: jóvenes, adultas y adultas mayores que iban con sus pancartas, pitos y banderas. Una docente jubilada, Irma Moreno, decía con satisfacción que ella fue con un grupo de amigas desde el municipio Libertador y que a sus 70 años iba a trabajar como miembro de mesa por el cambio.

Como lo hizo Irma, en dos autobuses llegaron tres adultas mayores desde la población de Barrera, también desde Libertador. Una de ellas es trabajadora de la administración pública y por eso prefirió no dar su nombre. En una de esas camionetas del transporte público conversaba con su amiga Norma. Se quejaban de los 130 bolívares de la pensión, de los bonos que da el gobierno nacional como una compensación salarial y de que los 10 de cada mes su pago quincenal es de 94 bolívares.

Con otro grupo, en el que iba un señor y una joven, se bajaron en el puente de Santa Rosa para intentar tomar el Metro de Valencia en la avenida Las Ferias. No hubo sorpresas: el sistema de transporte subterráneo estaba cerrado. En pleno semáforo, que iba a cambiar de rojo a verde, tomaron una nueva camioneta para ir a la Cedeño.

Después de 10 minutos de recorrido les tocó bajarse en la avenida Lara. Los accesos hacia el Paseo Cabriales estaban cerrados. Eran las 9:45 de la mañana. En una de esas calles había montañas de arena y una máquina retroexcavadora que hacía las veces de limpiar los laterales del río Cabriales. En el otro extremo estaba un camión de la Alcaldía de Valencia donde trabajadores municipales comenzarían a hacer la poda de unos árboles.

Sin importar la presencia policial en uno de esos cierres, este grupo le pedía a los más jóvenes tomar fotografías y gritaban a los operarios: «¡Qué casualidad! Hoy sí se van a poner a limpiar la ciudad».

Machado y González Urrutia recorrieron la avenida Cedeño y saludaron a los miles de presentes

Desde el sur, el norte y el centro

Eso no las detuvo; continuaron por el paseo Cabriales y llegaron a la avenida de la concentración después de unos 15 minutos a paso redoblado. En un tramo se encontraron con otros trabajadores de limpieza municipal; una mujer les gritó que apoyaba a Maduro y la chiflaron.

Como Janeth, Lisbeth y Tibisay se unieron al punto de la Cedeño con Bolívar norte, que ya era el de mayor cantidad de personas aglomeradas. Esperaron hasta las 2:20 de la tarde cuando María Corina Machado y Edmundo González Urrutia pasaron en un camión. Cada uno saludaba: uno a quienes estaban del lado izquierdo de la avenida y el otro a quienes estaban a la derecha.

En ese momento la alegría y los gritos llegaron a su punto máximo. Las banderas se agitaban. Dos enormes se distinguían; una que colocaron en uno de los techos de la estación Cedeño del Metro de Valencia y otra que, después de ondear por varias horas en la avenida, lograron subir hasta varios locales comerciales: Democracia, libertad y resistencia tenía escrita en letras blancas; cada frase en las franjas amarillo, azul y rojo del tricolor patrio.

A cada tramo que María Corina y Edmundo recorrían la gente aplaudía, se emocionaba y alzaba sus manos con teléfonos para registrar el momento. Y a cada transversal que ella pasaba la gente también comenzaba a retirarse rauda y veloz como hormigas. Iban al centro de la ciudad para regresar a sus casas.

Ni Machado ni el diplomático pudieron dirigirse a los presentes. No hubo tarima ni sonido en la avenida. Las represalias contra quienes han alquilado estos equipos en Barinas y Anzoátegui les impidió que pudieran contar con un espacio para dirigirse a quienes los esperaron por varias horas.

A los periodistas, la líder opositora les dijo que la movilización «fue histórica», como antes ha reconocido a quienes la apoyan en diferentes regiones a las que ha ido, incluso antes del inicio oficial de la campaña electoral, el pasado jueves 4 de julio.

«Llenamos la Cedeño de punta a punta, y no es solo la cantidad de gente, es la energía que aquí hay”, comentó a los reporteros nacionales y corresponsales de agencias internacionales que la acompañaron desde la capital venezolana.

Al final, los caminantes de la Cedeño, como Machado, sortearon los cierres; la vieron, la celebraron y la aplaudieron con la firme promesa de votar por Edmundo González el próximo 28 de julio.

Machado y González Urrutia recorrieron en un camión las avenidas Bolívar y Cedeño en medio de una multitud. Foto: Comando Con Venezuela

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