Las consecuencias invisibles del piercing en la piel

Nuestra piel está cubierta de microorganismos que desempeñan un papel importante en su mantenimiento y la lucha contra las infecciones cutáneas. “La piel es un ecosistema enorme y activo donde diferentes partes sustentan diversos tipos de comunidades vivas”, han indicado los dermatólogos en los últimos años.

El microbioma de la piel tiene su propia ecología en la que muchas especies de bacterias, hongos, virus e incluso ácaros viven activamente, compiten, se atacan y se ayudan entre sí, y todo lo que hacemos, desde usar una crema hasta tomar una ducha, puede afectar ese ecosistema.

Sin embargo, este ecosistema delicadamente equilibrado es vulnerable a las perturbaciones provocadas por la exposición al sol, los cosméticos, las cremas tópicas y los nuevos entornos. A mayor escala, estos cambios microbianos pueden provocar acné, dermatitis y heridas crónicas, entre otros.

Pero, ¿qué le sucede a los millones de microbios en los lóbulos de las orejas cuando las perforan? Las perforaciones corporales (también conocidas como piercing) son una práctica exclusivamente humana que hemos estado haciendo durante miles de años. Hasta ahora no se había estudiado exactamente cómo esta práctica influye en los millones de microbios de nuestra piel.

Quizás una de las formas más dramáticas en que alteramos los microbiomas de nuestra piel es mediante la colocación de un piercing. Desde la perspectiva de las bacterias, organismos eucariotas y otros “bichos” microscópicos que habitan en la piel, este es un evento apocalíptico.

El esterilizar el área antes de agujerear la piel proporciona una “hoja en blanco” a partir de la cual las bacterias pueden recolonizar, mientras que la perforación con el metal en sí remodela la topología física de la piel, proporcionando un cambio en el área, temperatura, acidez, humedad y exposición a los elementos (o la falta de ellos).

“Desde la perspectiva del microbioma, un cuerpo extraño como los zarcillos de metal representan un cambio ambiental importante”, dijeron los investigadores.

El metal tiene todo tipo de efectos sobre las bacterias, como las conocidas propiedades antimicrobianas del cobre. Además de los efectos directos del material, un objeto extraño también introduce una mayor superficie, lo que podría servir como nuevo caldo de cultivo para la formación de biopelículas.

Para investigar los impactos de esta ingeniería de ecosistemas, los científicos indagaron cómo el microbioma de la piel cambia y se adapta en respuesta a la introducción de este nuevo entorno y si ciertas especies bacterianas salen ganando.

El equipo de investigadores, en colaboración con un salón de tatuajes, recolectó muestras de piel de 28 voluntarios que se estaban perforando las orejas. La toma de muestras comenzó antes de la perforación y se recogieron muestras durante las siguientes dos semanas. Los resultados fueron publicados en la revista Proceedings of the Royal Society B: Biological Sciences.

Cuando se perfora la piel, el agujero resultante proporciona un ambiente húmedo, rico en sudor y células cutáneas desprendidas que sirven como fuente de nutrientes que sustentan una gran cantidad de especies microbianas diferentes.

Los autores del artículo escribieron que “el microbioma de la perforación se volvió más biodiverso y complejo, con mayor cantidad de especies que parecían interactuar de manera más positiva entre sí”.

Sin embargo, dos especies en particular llegaron a dominar el entorno de las perforaciones: Cutibacterium acnes y Staphylococcus epidermis. Si bien estas especies son comunes de un microbioma cutáneo sano, se sabe que ambas causan infecciones en la piel cuando se les da la oportunidad.

“También sabemos que no se agradan en absoluto, por lo que fue interesante ver que este antagonismo se fortaleció de alguna manera en el microbioma invasor”, indicaron los autores. Es bien sabido que estas especies causan infecciones; sin embargo el estudio muestra que los cambios que ocurren en el microbioma tras el piercing no son del todo negativos.

“Nuestros resultados indican que el microbioma de las perforaciones humanas no sólo cambia cuando un patógeno invade sino que se modifica debido a la perforación en sí, lo que representa una rápida perturbación ambiental seguida de la introducción de un nuevo nicho ecológico”, escribieron los científicos.

Los investigadores esperan que al comprender qué impulsa a estas nuevas comunidades bacterianas puedan proporcionar mejores tratamientos para las infecciones de la piel y cuidados postoperatorios en el futuro. “Una aplicación práctica directa es el desarrollo de la prevención y control de infecciones de la piel con prebióticos y probióticos”, señalaron.

Adicionalmente, argumentaron que “tradicionalmente, la investigación de enfermedades infecciosas se ha centrado en encontrar la fuente específica de una infección después de que ya ha ocurrido y luego hallar formas de destruir ese patógeno. Pero si adoptamos un enfoque distinto, podemos intentar comprender las fluctuaciones naturales del microbioma y los complejos factores ecológicos y evolutivos, que a veces pueden resultar en la invasión de un patógeno”.

Una vez que tengamos una mejor comprensión, podremos intentar promover el crecimiento de especies específicas que puedan competir con patógenos potenciales para mantenerlos bajo control, de modo que no se apoderen de nosotros y causen problemas.

Los resultados también pueden proporcionar información útil sobre el desarrollo de nuevos ecosistemas fuera del microbioma de la piel. “En términos más generales, comprender cómo el microbioma cambia con el tiempo y se recupera, después de una perturbación o un cambio rápido, arrojaría luz sobre los procesos biológicos y ecológicos fundamentales que eventualmente pueden aplicarse a problemas en la agricultura (resistencia a los pesticidas), la conservación de alimentos (especies invasoras) y la medicina (enfermedades infecciosas)”, afirmaron los investigadores.

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