Con la equidad de género, sorpresas te da la vida
Colectivos feministas protestan por el día de la mujer en Caracas. Foto: Mairet Chourio.

España es uno de los países líderes mundiales en cuanto a visibilidad de los problemas sociales de las mujeres –en particular de la violencia de los hombres contra ellas– y con más avances en lo que respecta a derechos femeninos y participación de las mujeres en la vida política del país. Eso lo reconocen las Naciones Unidas y se ve en las esferas mediáticas y en las movilizaciones de calle que se dan en ciudades españolas.

Sería lógico pensar que los avances logrados por los grupos de mujeres están moviendo los cimientos de la sociedad española. Sin embargo, en el día a día, en la intimidad de los hogares y lo que es peor, en las cabezas de gran parte de la población, eso no es así.  Esto se desprende de los resultados que se hicieron públicos recientemente de una  investigación al respecto.

La percepción de igualdad y estereotipos de género en España

En 2023, se publicó una investigación realizada por el mayor centro de investigación social en España, el Centro de Investigación social (CIS), un organismo oficial que mide lo que socialmente está pasando en el país. Se investigó cómo los hombres y mujeres de España perciben la igualdad entre los géneros y los cambios que se han producido en ese país, con respecto a los estereotipos de género o el papel social que juegan hombres y mujeres en la España actual. Para efectos de este artículo vamos a referirnos solo a algunos de los resultados sobre cómo es percibida la igualdad de género.

La equidad de hombres y mujeres, en cuanto a participación y derechos, es una de las metas de las Naciones Unidas y de los países progresistas.  Sin esa equidad no puede haber desarrollo social por cuanto no todas las personas están en el mismo plano. Hay países donde se discrimina por casta o clase social, por color de la piel, origen geográfico, religión, posición política, entre otras odiosas razones y también se discrimina por ser mujer o identificarse con otro género sexual. 

En España, a pesar de todos sus avances con respecto a la participación y derechos femeninos, según la referida encuesta del CIS, ronda un tenebroso fantasma, el del machismo internalizado,  aquel que soporta creencias y percepciones de inequidad, que la ven como “naturales” o “normales”, y que no es reconocido como un problema por quienes lo perciben.  Como consecuencia de ello,  un alto porcentaje de hombres españoles considera que los avances sociales de las mujeres hace que ellos pasen a ser discriminados, pierdan derechos.

La creencia de que los avances femeninos pueden ser una amenaza para los derechos de los hombres, expresada también por muchas mujeres en la encuesta del CIS, nos dicen que esos progresos sociales están siendo percibidos en términos de competencia, no de la necesaria equidad y por tanto, las instancias encargadas de las políticas de género deberían revisar la forma cómo la están promoviendo y ejecutando.

En políticas de igualdad de género, no se trata de quítate tú, pa´ ponerme yo –como aquella canción de Johnny Pacheco, aquel de Fania All-Stars en los años 70–, sino de vamos tu y yo.

Persisten las desigualdades en España

Hombres y mujeres en España reconocen que hay desigualdad entre ellos y ellas sobre todo en el plano laboral.  Un alto porcentaje de mujeres reconocen que a ellas les cuesta más que a ellos acceder a un puesto de responsabilidad. A este respecto, un porcentaje significativo de hombres coincide con la percepción de ellas.  O sea, ellos reconocen sus privilegios de género, aunque no necesariamente esto quiere decir que se reconozcan como coautores de esa discriminación, sino que “eso es así”, “natural”, digamos. “Es lo que toca”.

La naturalización de las desigualdades entre hombres, mujeres y otros géneros es un lastre que las sociedades arrastran desde que hay referencias históricas. Mínimo 2000 años, veinte siglos, asumiendo que eso es así.  Cambiar esto en 100 años, tiempo aproximado en el que las luchas feministas por sus derechos han logrado avances en algunos países, evidentemente, no ha sido suficiente. Falta mucha más educación, más voluntad política por parte de los gobiernos para hacerlo saber y valer.”

Los resultados de la encuesta sobre equidad de género en España, pueden sorprender y preocupar, pero son importantes porque nos dicen del ardua y tenaz trabajo que hay que hacer para lograr la equidad entre hombres y mujeres en ese y otros países.  Las marchas, las manifestaciones, los desfiles, son eventos, espectáculos, que pudieran dar la impresión de fuerza social, pero no necesariamente es así. A veces, y muchas, la procesión va por dentro.

Quizás el dato más preocupante que se encuentra entre los resultados de la encuesta del CIS sobre cómo los hombres y mujeres de España perciben la igualdad de género está en la percepción de la violencia machista. Un importante número de hombres, sobre todo, jóvenes, aún con un cierto nivel académico la niegan, no quieren verla, ni asumirla. La consideran “un invento ideológico”, mientras que la mayoría de las mujeres lo reconocen como un grave problema.

La violencia machista como un “invento ideológico” es parte del discurso de algunos influencers en las redes, cantantes de reguetón, líderes políticos conservadores y miembros de algunas familias que lo promueven como forma de mantener el status quo.

A pesar de las evidencias y la notoriedad mediática que en España se le da al problema de la violencia machista hacia las mujeres, al grupo de hombres que la subestiman o niegan les sirve para justificar su propia violencia en el caso de que les sea necesario expresarla. La encuesta no lo dice, pero es de presumir que a las mujeres que comulgan con esa percepción de la violencia machista, deben vivir con un serio conflicto consigo mismas o aceptarla como parte de su condición de mujer.

Un dato alentador de la encuesta del CIS sobre cómo los hombres y mujeres de España perciben la equidad de géneros está en que una cifra significativa de mujeres reconocen que para lograrla es necesario que los hombres luchen por más derechos. Tarea pendiente, entre muchas, muchachos. Pongámonos en marcha.

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