Caracas despertó este 25 de mayo con un cielo muy encapotado, con algunas lloviznas, como si fuese un reflejo del ánimo de muchas personas en este día electoral. Durante las primeras horas de este domingo, las calles lucieron algo solas; quienes decidieron salir a votar no lograron hacerse visiblemente masivos; quienes no, aparentemente, buscaron hacer en este día de descanso otras actividades más entretenidas.

En otros procesos electorales, la mayoría de las personas se quedan en sus casas; algunas para esperar las noticias sobre la jornada, mientras que otras buscan ser precavidas «por si acaso pasa algo».

En esta ocasión, a lo largo del día, la ciudad capital fue tomando un ritmo algo extraño para ser un día de elecciones.

Todos los centros comerciales de la ciudad, especialmente los más grandes, abrieron sus puertas con normalidad; en el mismo horario que habitualmente lo hacen los domingos, al mediodía.

El Sambil Candelaria, ya cerca de la hora de apertura, tenía muchas personas a las puertas, esperando que los vigilantes dieran el permiso de acceso. Otras muchas ya estaban dentro, haciendo compras en el supermercado ubicado en uno de sus sótanos.

En su homónimo de Chacao, ya luego del mediodía, todas sus tiendas abiertas atendían a potenciales compradores. Los cines estaban a reventar; «el estreno de Lilo & Stitch captó más colas de personas que los candidatos a diputados o gobernadores», ironizaba un transeúnte del centro comercial, mientras esperaba que su esposa comprara en un Farmatodo a pocos metros de las salas de Cines Unidos.

En el recorrido realizado por el equipo de Efecto Cocuyo en Caracas, bajo la amenaza de lluvia que luego se disipó, hubo muchos contrastes en las calles, que dependiendo de las zonas, dibujaban un paisaje algo diferente a otras elecciones.

Las calles del este de la ciudad, específicamente del municipio Libertador, habitualmente vibrantes, lucieron gran parte del día poco transitadas. En zonas cercanas a Chacaíto y Sabana Grande no había mucha gente caminando y el transporte público era escaso.

Ya en camino al centro, se veía otro panorama. Lugares como la avenida Universidad, La Hoyada y San Martín el hervidero sí era notorio. Los vendedores informales copaban la escena; los compradores también se hicieron notar.

«Si no trabajo no como. Aquí vengo todos los domingos y no vi por qué faltar hoy», decía un comerciante de adobos y verduras que pudimos abordar en El Silencio, a pocos metros del centro de votación del liceo Fermín Toro, muy cerca del palacio presidencial de Miraflores.

Catia con buhoneros

En la avenida Sucre de Catia sorprendió también la cantidad de buhoneros en las aceras; el rebulicio se unía con una cola para una estación gasolinera, en la que automovilistas y motorizados esperaban su turno para comprar combustible subsidiado.

Más adelante, diferente a anteriores elecciones, las colas para tomar autobuses que van al estado costero de Vargas llamó también la atención. Además de usuarios que querían abordar el transporte para sus viviendas o trabajos en el litoral central, había muchos caraqueños que prefirieron desconectarse de la jornada política y disfrutar de las playas.

«No creo que mi voto cambie nada», dijo María Fernández, mientras era conminada por los cantarrutas a tomar la unidad que la llevaría a Naiguatá.

Templos religiosos, iglesias y parques también abrieron normalmente. La fe y las ganas de relajación se hicieron presentes en esta jornada tan particular.

«Mi candidato es Jesús y por él siempre estará mis votos», dijo Rafaela Velarde, al salir de la misa en la iglesia San José de Chacao.

El despliegue de seguridad fue también imponente. Patrullas de la Guardia Nacional y la Policía Nacional Bolivariana e incluso de los organismos de inteligencia (Dgcim y Sebin) recorrían las principales avenidas, sobre todo las cercanas a los edificios de entes gubernamentales.

A pesar de la apatía, hay destellos de resistencia. En algunos centros electorales, pequeños grupos de votantes, en su mayoría personas de la tercera edad y otros identificados con el chavismo, mostraban su disposición a participar.

La jornada electoral transcurrió sin el fervor de la pasada del 28 de julio de 2024; reemplazada por una mezcla de indiferencia, resignación y cautela. Caracas, este 25 de mayo, no vibró con la energía de un domingo cualquiera, pero se quiso mostrar en pie.