La Guaira. Una mujer de unos 54 años de edad vestía una franela manga larga con el logo de Conviasa, la aerolínea del Estado venezolano, estampado en ella. Llegó al centro de votación Leonardo Pérez Chirinos, ubicado en la parroquia Carlos Soublette del estado Vargas, que el oficialismo llama La Guaira, para votar este domingo 25 de mayo en las elecciones regionales y parlamentarias.
La mujer entró y salió del centro de votación, pero antes de retirarse le pidió al efectivo militar que representaba al Plan República, que le hiciera una foto en la puerta de la unidad educativa en donde se daba la votación.
«El jefe dió unas directrices: votar temprano, no tomarse fotos en la urna o con el voto, pero si tomarnos una en el centro (de votación) y enviarla. Para saber que sí vinimos a participar», explicó la mujer, que accedió a hablar con El Pitazo con la condición de reservar su identidad.
Lo que explicó la mujer, especialmente lo de votar durante las primeras horas de la mañana y hacerse una foto frente al centro de votación, se repitió durante la jornada en otras parroquias del litoral central, que inició con un discreto toque de diana, desde la plaza Mayor de Catia La Mar.
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«Después del 28 de julio están más estrictos con eso de la lealtad. Entonces uno tiene que probar que es leal, para que te tomen en cuenta . Así que uno se toma la foto y luego pasa y se registra en el punto rojo.Y no pasa nada. Es el modo de seguir teniendo los beneficios que te dan», contó Jesús García, un elector que acudió a la Unidad Educativa Juan Aranaga en Maiquetia y luego cruzó la calle para hacer su reporte al «punto rojo», como se conoce a los centros que el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), instala en las afueras de los centros de votación.
En estos puntos rojos, los llamados líderes de calle, una figura impulsada desde el oficialismo para el liderazgo de los programas sociales y que luego fue usado para la movilización y control en el campo electoral, llevaba un férreo registro de quienes habían acudido o no a votar. Los listados se concentraban en los empleados públicos de tres sectores fundamentales: salud, seguridad y educación, así como quienes se favorecieron de entregas de electrodomésticos o alguna ayuda durante la campaña electoral.
En las escuelas visitadas por El Pitazo, al menos hasta las 2:00 p.m. la presencia de electores resultaba poca. Por lapsos había más líderes de calle en el punto rojo, que votantes en el centro electoral.
«La gente se compromete a venir a votar y después uno tiene que estar buscando. Si ya se comprometieron deben venir y no dejarlo para última hora», se quejaba desde su Punto Rojo, Leonela Farias, líder de calle de una de las zonas de Monte Sano, mientras coordinaba el uso de un vehículo con el jefe de movilización del PSUV de su parroquia.
Con electores que llegaban a cuenta gotas, las fotos en las afueras de los centros de votación era más evidente, sobre todo cuando lo solicitaban efectivos policiales o miembros de los batallones militares adscritos en la zona litoralense.
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