Caracas.- Una semana antes de la elección presidencial del 28 de julio, el Centro de Estudios Políticos y de Gobierno de la Universidad Católica Andrés Bello (CEPyG-UCAB) presentó sus perspectivas sobre los escenarios políticos a partir de la definición de los comicios: transición o conflicto. En ese contexto, la elección serviría para abrir un camino de redemocratización o sería el punto de partida de una nueva escalada conflictiva.
Casi 5 meses después del controvertido proceso electoral y de la respuesta gubernamental generada por el rechazo y cuestionamiento de los resultados oficiales -aún no detallados por el Consejo Nacional Electoral (CNE)-, persisten las expectativas de una transición política, según el análisis del CEPyG-UCAB presentado el lunes en Prospectiva Venezuela 2025-Semestre I.
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De acuerdo con el centro académico, el 10 de enero -cuando debe suceder la juramentación del presidente electo el 28 de julio- se presenta como el momento de una nueva escalada de la conflictividad política, en el que confluyen variables de la movilización ciudadana, la posición del aparato represivo del Estado y los apoyos internacionales.
El director del CEPyG-UCAB, Benigno Alarcón, resaltó que el 10 de enero luce como un nuevo hito que plantea sobre la mesa dos escenarios: el inicio de una transición política negociada o el detonante que reactive el conflicto político -por ahora en pausa y estancado en medio de la incertidumbre- con un desenlace difícil de predecir.
«Tenemos abierta en este momento una caja de Pandora. Hay un resultado oficial cuestionado que nadie acepta como cierto. Los escenarios los podemos reducir a dos: uno en el que hay una negociación, que es lo deseable, que nos lleve a una transición política ordenada, u otro en el que el conflicto empieza a escalar porque se mantiene el resultado oficial y no hay negociación de ninguna naturaleza», resaltó Alarcón.
El politólogo destacó que, de acuerdo con estudios cualitativos y encuestas de octubre a los que ha tenido acceso el centro académico, una situación llamativa es que los niveles de aprobación del liderazgo de María Corina Machado se mantienen intactos, así como los de Edmundo González Urrutia. Lo que explica eso, en parte, es la «frustración colectiva» por lo sucedido tras el 28 de julio.
«Todo el mundo espera para ver qué pasa, qué se decide. Hay críticas hacia la oposición porque no estaba preparada para el escenario de fraude electoral. La gente tiene fe en que el liderazgo opositor cuenta con un plan para el 10 de enero, pero quiere saber cuál es su rol. La mayoría de los partidos políticos tiene claro que su futuro y credibilidad dependen de lo que ocurra en enero», añadió Alarcón.
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Pulso social
El director del Laboratorio de Ciencias Sociales (Lacso), Roberto Briceño León, resaltó que la perspectiva social está signada por la certeza que existe en la población venezolana de que no puede haber mejorías social ni económica sin un cambio político. Por eso, las expectativas en torno al 10 de enero se mantienen.
El también sociólogo destacó que en el contexto político del 28 de julio «se tuvo claro el camino electoral» entre la población venezolana. Ahora, dependiendo de lo que defina el liderazgo político opositor a partir de enero, «se sabrá qué puertas se abren y cuáles se mantienen cerradas. Y se decidirá lo que se puede o debe hacer: protestar, presionar, adaptarse o emigrar«.
Fragilidad económica
El economista y socio director de la firma Ecoanalítica, Asdrúbal Oliveros, advirtió que la fragilidad económica es lo que marca la perspectiva en el área para 2025, pese a que el año que termina ha sido el de mejor desempeño en los últimos 6 años, con una expansión del consumo, crecimiento del comercio y la manufactura; de la producción, los ingresos petroleros y la recaudación tributaria.
Pero todo eso es endeble. De acuerdo con Oliveros, no se puede eludir que el desempeño de la economía venezolana, «empequeñecida» por su colapso entre 2014 y 2020, dependerá de lo que ocurra en lo político y geopolítico, en el contexto de restricciones y medidas internacionales.
«Somos un país muy dependiente de las sanciones y estas puedan tirar la situación de un lado al otro», comentó Oliveros, citado en un resumen de su presentación en el CEPyG-UCAB.
En un escenario político de alta incertidumbre y de un eventual menor crecimiento económico en 2025, la contracción económica podría ubicarse en 5 % con una reducción de ingresos en divisas de 30 %. «Si se soluciona la situación política, el país puede despegar«, acotó el economista.
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Presión y persuasión internacionales
Para los internacionalistas Félix Arellano y Elsa Cardozo, la escalada de tensiones, conflictos y guerras generan cambios en el orden mundial y en las prioridades, las estrategias y los recursos de los actores internacionales de mayor influencia en el conflicto político venezolano.
De acuerdo con ambos expertos, la administración de Nicolás Maduro intenta legitimarse mediante vínculos geopolíticos para acceder a recursos, inversiones y al mercado petrolero. Asimismo, conjuga la represión interna con aislamiento y descalificación de los escrutinios, evaluaciones y exigencias sobre derechos humanos, democracia y Estado de derecho.
Según Arellano y Cardozo, las expectativas en el entorno internacional sobre la crisis venezolana se concentran principalmente en Estados Unidos, a partir de lo que será un segundo mandato de Donald Trump, de cuya administración se espera una política exterior de acciones contundentes para frenar la migración de venezolanos a EE. UU., así como otras respuestas vinculadas con lo político.
Migración
Cálculos del Observatorio de la Diáspora Venezolana (ODV) apuntan a que de no producirse un cambio político en Venezuela en el corto plazo, aproximadamente, 3,7 % de la población, al menos, 728.000 personas, estaría dispuesta a emigrar, detalló el director del ODV, Alejandro Oropeza.
El estudio del ODV detalla que 67 % de los miembros de una familia o conocidos están dispuestos a emigrar de Venezuela. 76,1 % fundamenta su disposición debido a la situación política y al gobierno de Maduro; 75,4 % por la inseguridad y 75 % por la crisis económica.
De acuerdo con las estimaciones del ODV, 9.120.000 venezolanos conforman el éxodo registrado en los últimos años, lo que representa 30,5 % de una población calculada en 29.884.784 venezolanos. Residen en Venezuela 20.774.784 personas.
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