Familiares de jóvenes presos durante las protestas poselectorales no cesan en su llamado a que se revisen los casos para que continúen las liberaciones. Además de hacer vigilia afuera de los penales, esta semana acudieron en dos oportunidades a la sede del Ministerio Público, en Caracas, para solicitar celeridad en las excarcelaciones. Una de sus mayores preocupaciones es el riesgo a la desnutrición, debido a la mala alimentación que reciben.
El Pitazo conversó con varias de las madres, hermanas, primas, esposas y demás familiares que la mañana del jueves 21 de noviembre se reunieron frente a la referida institución. Todas coincidieron en que les preocupa la salud mental y física de sus seres queridos, en especial la negativa de algunos de ellos a comer, porque les sirven alimentos descompuestos, al menos en las cárceles de Tocorón (Aragua) y Tocuyito (Carabobo). Otros ingieren los alimentos luego de sacar con sus manos los gusanos que sobresalen.
Ana Gamboa, madre de Gabriel Abraham Blanco, un joven de 19 años que era aprendiz de tornero en Los Guayos, estado Carabobo, cuando fue detenido en una redada, detalló que en cada visita lo observa más flaco y que él constantemente habla del mal sabor de la comida.
«Dice que es un sabor muy extraño, que le parece que estuviera descompuesta, por eso se ha negado a comer y lo poco que come es porque no soporta el hambre», detalló la madre.
Gabriel cumplirá cuatro meses recluido en Tocuyito. En este lapso le permitieron a su madre sólo en dos oportunidades el ingreso de agua, galletas, caramelos y chocolates. Fue de las pocas veces que lo vio sonreír desde que lo detuvieron. Intentó administrar la bolsa que contenía los dulces que no podía pesar más de un kilo, pero le alcanzó solo unos días.
Antes de su detención, Gabriel trabajaba en el taller de torno y también se dedicaba al comercio. A sus 19 años, que los cumplió en prisión, representaba una gran ayuda económica para su madre y su hermano de 12 años.
Su mamá detalló que en el lugar en el que fue detenido, el 30 de julio, no hubo protestas, tampoco saqueos. Y que el día anterior cuando sí se desarrollaron manifestaciones, estas se desarrollaron en civismo y no se reportaron hechos violentos. «Ese día él salió a entregar un cargador portátil que había vendido por Internet, no teníamos miedo porque todo en la localidad estaba tranquilo, la policía apareció de repente y se llevó detenido a todo aquel que vio«, recordó su madre.
Ley de Justicia de Paz Comunal: analistas sostienen que su reforma recrudece el control político y social
En la audiencia de presentación, la Fiscalía no presentó pruebas que inculparan al joven de terrorismo e incitación al odio. En su teléfono no hallaron nada alusivo a estos delitos, tampoco a las protestas y al descontento que esos días manifestó la ciudadanía por los resultados de la elección presidencial anunciados por el Consejo Nacional Electoral (CNE).
Gabriel se declaró inocente. En Tocuyito intentaron obligarlo a firmar una hoja en blanco, pero no lo hizo. «Vengo a pedir la revisión del caso de mi hijo, durante su proceso no se ha mostrado ni una sola evidencia de culpabilidad«, dijo su madre.