Caracas.- Cuatro meses después de ser elegido presidente de Venezuela en los comicios del 28 de julio, la legitimidad de Edmundo González Urrutia fue reconocida por el Gobierno de Estados Unidos. Además de ser una declaración de intenciones hacia Nicolás Maduro, es un incentivo para que la comunidad internacional adopte la misma postura.
La justificación de esta decisión, anunciada por el secretario de Estado, Antony Blinken, la reveló el portavoz del Departamento de Estado, Matthew Miller, el 20 de noviembre: “(Nicolás) Maduro dijo que ganó las elecciones, pero no vimos ninguna evidencia".
Ante este nuevo escenario, el consultor político Aldo De Santis y el politólogo Luis Rendueles apuntaron, al ser entrevistados por El Pitazo, que habrá más presión de cara al 10 de enero de 2025 para el Gobierno venezolano, al tiempo que otros países se verán incentivados a reconocer a Edmundo González, que obtuvo 67 % de los votos en la elección presidencial.
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Desde el 5 de noviembre, cuando se confirmó el regreso de Donald Trump a la Presidencia, Estados Unidos ha dado indicios de cómo se desarrollará su política exterior con respecto a Venezuela. El último ha sido el reconocimiento de González Urrutia como presidente electo.
De Santis explicó que desde el punto de vista de las relaciones comerciales, diplomáticas y consulares con Venezuela, se complica la situación. Esto a su vez hace más exigente el escenario para Maduro, ya que deja claro que no será reconocido por Estados Unidos si se juramenta el 10 de enero.
“También tiene un impacto en la comunidad internacional porque generará un efecto para que otros gobiernos empiecen a reconocer, en calidad de presidente electo, a Edmundo González", añadió.
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Este 20 de noviembre, la presidenta del Consejo de Ministros de Italia, Giorgia Meloni, se sumó al reconocimiento del líder opositor. A mediados de septiembre, el Parlamento Europeo lo calificó como “presidente legítimo y democráticamente electo de Venezuela" y ha mantenido esa postura.
En cuanto a Rendueles, consideró que el reconocimiento de Estados Unidos es más simbólico. Si bien busca incentivar a otros gobiernos a realizar la misma acción y le deja claro a Maduro que Trump no lo reconocerá, recomendó tener cautela y prudencia ante las acciones que está llevando a cabo Estados Unidos.
Hace una semana Marco Rubio agradeció a Trump por designarlo secretario de Estado. “Lograremos la paz mediante la fuerza y siempre pondremos los intereses de Estados Unidos por encima de todo", aseguró uno de los congresistas que ha sido más crítico con el Gobierno de Maduro.
Cinco días después, la Cámara de Representantes aprobó una iniciativa bipartidista para reducir los recursos que pueda recibir el oficialismo venezolano al negociar con empresas internacionales, la Ley de Prohibición de Operaciones y Arrendamientos con el Régimen Autoritario e Ilegítimo de Venezuela, denominada Ley Bolívar.
Aunque la victoria del líder republicano no garantiza que habrá un cambio político en Venezuela, Rendueles afirmó que “la Ley Bolívar y el nombramiento de Rubio ponen en la mesa otra vez a Venezuela", así como a otros países con gobiernos afines a Maduro, que es el caso de Cuba y Nicaragua.
Ahora la Ley Bolívar está en el Senado, donde Rick Scott, un republicano que ha mostrado su apoyo a María Corina Machado, intentará, junto con el resto de senadores que apoyen la iniciativa, que sea aprobada para que Joe Biden la firme.
Según De Santis, la administración del presidente demócrata no podía cerrar su gestión sin una “declaración de fuerza" sobre el caso venezolano, debido a que hubo otros intentos de negociación en los que hubo tropiezos.
Por su parte, Trump está dejando claro que no será amable con Maduro si se juramenta el próximo 10 de enero, ya que Mike Waltz, el próximo asesor de Seguridad Nacional y uno de los impulsores de la Ley Bolívar, considera al mandatario chavista como un usurpador del Ejecutivo venezolano.
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Influir en los vecinos
Así como el Gobierno brasileño ha criticado al oficialismo venezolano, también se ha ido desentendiendo de reclamar la publicación de los resultados detallados de las elecciones del 28 de julio al Consejo Nacional Electoral (CNE).
“Maduro es un problema de Venezuela, no de Brasil", aseguró el presidente Lula da Silva a RedeTV el 10 de noviembre. Durante el período postelectoral ha pasado de describir el comportamiento del gobernante venezolano como decepcionante y autoritario (sic) a aceptar el discurso del oficialismo, según el cual ningún extranjero puede opinar de los “asuntos internos" de Venezuela.
De Santis precisó que si bien sí es un problema de Venezuela, eso no quita que sea un tema de relevancia regional; por lo tanto, también es un asunto de Brasil. Esa realidad hace muy probable que el mandatario brasileño se convierta en un factor de pivotaje para coordinar una mesa de negociación sobre el cambio político.
“Aunque Lula quiera deslastrarse, va a ser llamado como una persona que tiene la ‘confianza’ de Maduro, pero también el respeto y la legitimidad del resto de los actores políticos en Venezuela, especialmente de la oposición", aseguró.
Otro jefe de Estado regional que también se pronunció sobre el caso venezolano fue el mandatario colombiano, Gustavo Petro, cuyo gabinete aún no logra coordinar una reunión oficial con Maduro desde inicios de agosto. “Fue un error celebrar elecciones en Venezuela", dijo Petro el 19 de noviembre al ser entrevistado por Globonews.
Si bien recordó que fue “partidario" de que los venezolanos votaran para elegir a su presidente, opinó que no tuvo sentido porque “no hubo un voto libre" debido al bloqueo, con lo cual se refirió al bloqueo económico impuesto Estados Unidos. Además, sostuvo que el Gobierno de Maduro “dejó un mapa oscuro" de la situación, es decir, sobre la victoria en los comicios del 28 de julio.
“Ha sido un error lo que no cumplió el oficialismo, lo que incumplió Maduro. Creo que lo que no dice Petro, y lo quiere decir, es que Maduro cometió un error", declaró el consultor político.
Para De Santis, tanto Brasil como Colombia se verán más involucrados en el proceso, ya sea directa o indirectamente, de tal manera que aporten en los esfuerzos para iniciar una negociación entre el oficialismo, representado por Maduro, y la oposición, liderada por María Corina Machado.
Por su parte, Rendueles recordó que las declaraciones surgieron luego de que los intentos diplomáticos de hablar con Maduro fracasaron. “No lograron generar la presión suficiente para que se reconocieran los resultados del 28 de julio", criticó. Por eso insistió en moderar las expectativas sobre lo que ocurrirá el 10 de enero.