Por: Carlos Tablante
Todos reconocen, hasta los chavistas, lo ocurrido el pasado 28 de julio, ya hace más de un año. Con las actas disponibles (83,5% de ellas), Venezuela manifestó su rechazo contundente al autócrata Nicolás Maduro. El Presidente Electo, sin lugar a dudas, es Edmundo González.
En su derrota, el régimen ha impuesto una escalada represiva que mantiene a centenares de compatriotas secuestrados y a millones viviendo la amenaza sistemática de represalias violatorias de los derechos humanos. Actualmente, según el Foro Penal, 808 personas entre civiles y militares, hombres y mujeres, adultos y adolescentes, se encuentran encerrados en las mazmorras de la dictadura. Igualmente, más de 8 millones de venezolanos se han visto obligados a salir de su país.
En respuesta al fraude continuado, el pasado 27 de julio los centros electorales volvieron a estar vacíos. No por un llamado especial a la abstención sino porque la mayoría del país quiere un cambio político con urgencia y por lo tanto se niega a pasar la página, a admitir el robo de las presidenciales o aceptar como normal las restricciones individuales y colectivas contra los derechos políticos y, particularmente, a concurrir a procesos electorales amañados.
Maduro violó todos los acuerdos alcanzados en las complejas negociaciones realizadas con la mediación internacional para lograr una salida electoral con garantías democráticas.
La victoriosa rebelión de los votos del 28 de julio de 2024 deberá convertirse ahora en una nueva y gigantesca organización y movilización. Una gran alianza de unidad nacional para impulsar un desenlace necesario y urgente. Lo deseable es que dicho desenlace sea lo menos traumático para la gran mayoría del país y abra paso, a su vez, a una nueva negociación con un efectivo arbitraje internacional que asegure una verdadera transición hacia la democracia.
Nuestro respeto a María Corina Machado por su determinación y valentía. Ella debe coordinar un esfuerzo unitario con la mayor amplitud posible y sin aspiraciones maximalistas. Nuestro reconocimiento también a Edmundo González Urrutia como Presidente legítimo de Venezuela. Nuestra solidaridad con todas las víctimas de la represión. El llamado es al encuentro de todas las voluntades que, independientemente de las diferencias que tengamos hoy y que podamos tener mañana, coincidamos en que ellas solo pueden ser procesadas para bien en un clima de libertades y paz, el cual lograremos al restablecer la plena vigencia de la Constitución.