Por: Miguel Génova
Me encuentro con las palabras del libro de mi gran amiga María Elena Corrales y recuerdo nuestras primeras conversaciones en los pasillos de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Central de Venezuela, quizás sobre asuntos académicos del movimiento renovador o de la política en el país, pero más probable es que hayan sido sobre los primeros libros de Gabriel García Márquez o Mario Vargas Llosa, ellos jóvenes y nosotros también, libros que disfrutamos y nos formaron en valores que todavía hoy compartimos. Ha estado nuestra larga amistad llena de palabras escritas y muy habladas.
El libro Desarraigos (Editorial Lector Cómplice, Estados Unidos, 2024), presentado en el Café Macondo de Kendal en Miami la tarde del 14 de junio de 2025 lleno de amistad y cariño fraterno, nos muestra en sus páginas abiertas muchas raíces descolgadas, personas moviéndose por caminos extraños y peligrosos hacia horizontes inciertos. Estas páginas están llenas de soledad y amor, muerte y esperanza, ausencias y adaptaciones tanto en exilios lejanos, El Darién, como en otros cercanos, El oro de Guayana; algunos muy íntimos, dentro de nosotros mismos.
María Elena nos muestra el desarraigo del exilio con todo su contenido humano, de las situaciones y las sensaciones de estos procesos traumáticos, con crisis destructoras y también generadoras de nuevos hallazgos.
Desarraigos es un instrumento de conocimiento profundo de los procesos de migración con personajes vitales e historias profundas y personales. Un libro para ser leído con interés y placer.
Además, la autora utiliza una prosa con grandes trazos poéticos, imágenes provocadoras: la mariposa en mi alma; que amplían el sentido de lo narrado, incluso algunos relatos son poemas en prosa, como La sombra y El dragón amarillo.
El libro con sus palabras e historias nos muestra la vía de entender y ampliar nuestra propia identidad por la narrativa de las historias y la evolución de sus personajes.
Los epígrafes poéticos refuerzan este valor, principalmente el de Vicente Gerbasi: “De la noche vengo, a la noche voy".