Hace frío. Son las 6:00 de la mañana y Adriana Jasso ya está en su puesto de trabajo. Calza botas de montaña y varias capas de ropa para mantenerse abrigada. Ella es voluntaria en el American Friends Service Committee (Afsc), una organización que se encarga de apoyar a los migrantes que cruzan la frontera hacia Estados Unidos.
Frente a Adriana está el muro fronterizo. Del otro lado, Tijuana, México. De su lado, San Diego, Estados Unidos. Todos los días, Adriana y su compañero, Pedro Ríos, atienden a cientos de migrantes que cruzan por este punto para entregarse a las autoridades estadounidenses e iniciar un proceso de solicitud de asilo.
Este cruce tiene un nombre particular: Whisky 8. Es un código que usan los agentes de la Patrulla Fronteriza (CBP, por su siglas en inglés) y que se ha replicado entre todas las personas que tienen su vida relacionada con la frontera.
“Whisky es porque en inglés el oeste se escribe con w (oeste=west). El 8 es porque este es el número de la puerta del muro. También hay Whisky 4, por ejemplo”, explicó Adriana Efecto Cocuyo.
La labor de Adriana es apoyar a las personas que se entregan a la Patrulla Fronteriza, pero no es algo tan fácil de hacer.
Lo que algunas personas ignoran es que no hay un sólo muro, hay dos. El primero está en territorio mexicano. Luego, hay un espacio que ya es Estados Unidos, pero está encerrado con la otra parte del muro, la que inicia en las aguas del Océano Pacífico y se extiende por cientos de miles de kilómetros hasta las tierras áridas de Texas.

Ayudar a los migrantes en tránsito, una causa necesaria
Para Adriana Jasso este trabajo es una forma de retribuir. Los migrantes cruzan el muro del lado mexicano y se ven atrapados en esa franja que pareciera territorio de nadie. En ese punto hay ropa, botellas de plástico y un montón de huellas que indican que la presencia de las personas es constante.
“Ellos llegan en diferentes condiciones. Unos están en buen estado de salud, pero otros están muy mal”, relató Pedro Ríos, Director de Afsc.

Cuando cruzan, las personas necesitan atención médica, agua, ropa y alimentos. Esto en el mejor de los casos. Adriana y Pedro tienen una especie de carpa puesta de frente al muro y, entre las rejas, ayudan a las personas que tienen que esperar varias horas, o días, para que las autoridades estadounidenses los detengan.
Esta es la principal muestra de que la mayoría de los migrantes no busca burlar a los funcionarios. Al contrario. Necesitan ser detenidos para poder ser procesados y luego tener opción de solicitar asilo. De lo contrario, su intención de quedarse en Estados Unidos se vería frustrada por el marco legal del país.

“Hemos visto que hay personas que pasan muchos días esperando a que los funcionarios vengan a buscarlos. En el invierno esto se pone muy frío y en el verano muy caliente, no hay punto medio. La gente lo pasa bastante mal y por eso estamos nosotros para ayudar”, afirmó Adriana Jasso.

Solamente en el área de San Diego se han registrado más de 120.000 encuentros con migrantes entre el mes de octubre de 2023 y febrero de 2024. Los encuentros más predominantes son con personas de Colombia, que suman más de 24.000. Mientras que China ocupa el segundo lugar con más de 18.000 encuentros.
Esperar entre los dos muros
En esta franja quedan las personas. Porque sí, pueden escalar el muro del lado mexicano, que no es tan alto, pero el que está del lado norteamericano supera los 9 metros de altura.
“Hemos visto mucha gente que lo intenta. Escalar el muro y lanzarte desde arriba. Es algo muy peligroso. A diario tenemos a personas con fracturas y heridas graves”, comentó Adriana mientras camina por la zona que conoce de memoria.
“Hemos tenido situaciones donde la gente tuvo que esperar hasta tres días. Pero también puede haber esperas más cortas. Eso depende mucho de la cantidad de personas que estén cruzando en los distintos puntos y la respuesta de las autoridades”, relató Jasso a Efecto Cocuyo.
La espera entre ambos muros ha variado en los últimos meses. En ocasiones las personas han pasado hasta una semana aguardando la llegada de las autoridades fronterizas.
Sin embargo, las familias y los menores de edad sin acompañantes suelen ser atendidos con mayor celeridad.

“Las necesidades varían. Estamos hablando de personas que han sufrido caídas desde lo alto del muro. Personas que se han fracturado la cadera. Personas que se han fracturado extremidades. Entonces tenemos que atenderlos”, recordó Adriana.
También agregó que en casos de extrema emergencia han tenido que coordinar con funcionarios de Patrulla Fronteriza para trasladar a los migrantes a un centro de atención médica.

Para Adriana, los gobiernos de México y Estados Unidos tienen que hacer más esfuerzos para comprender las razones por las que los migrantes deciden arriesgarse a cruzar la frontera.
“Hay que ser más sensibles. Hay que responder necesidades fundamentales. Pedir asilo es un derecho fundamental y los gobiernos son responsables en respetar ese derecho. La ausencia de esa dignidad y de esa humanidad es lo que, desgraciadamente, estamos viendo día a día”, enfatizó la voluntaria.