¿Recuerdas la noticia del niño venezolano que descubrió un asteroide? ¿Cómo lo hizo?
Hay muchas preguntas y todas tienen respuestas: desde 2012, la Asociación Larense de Astronomía (Alda) lleva la batuta del Programa de Búsqueda de Asteroides All-Venezuela, impulsado por la Colaboración Internacional de Búsqueda Astronómica (IASC, en inglés).
La IASC es un programa de ciencia ciudadana, fundado en 2006, que procesa una gran cantidad de datos del telescopio Panoramic Survey Telescope And Rapid Response System (Pan-STARRS) del Instituto de Astronomía de la Universidad de Hawái.
El mismo programa con el que Miguel Rojas, de 13 años, tuvo la oportunidad de detectar un nuevo asteroide.
Pero ese no ha sido el único descubrimiento en nuestro país. De hecho, los equipos que conforman el programa All-Venezuela han descubierto unos 79 asteroides.
En junio de 2006 fue inaugurado el telescopio Pan-STARRS, ubicado en la cima del monte Haleakala en la isla Maui, Hawai, Estados Unidos.
Tras una abundante cantidad de datos y reportes que rebasaban las capacidades del observatorio, la Universidad Hardin-Simmons, de Texas, propuso crear un programa de ciencia ciudadana dirigido a estudiantes que ayudaran con el procesamiento de dichos datos.
Eso fue lo que llevó a la creación del programa IASC.
“Al principio, el programa estaba dirigido a instituciones de Estados Unidos, pero luego se fue expandiendo. La Alda solicitó la incorporación de Venezuela en abril de 2012 y participa activamente desde noviembre de ese mismo año”, explica Jesús Guerrero, secretario general de la Alda, a Efecto Cocuyo.
El programa IASC ya está presente en 70 países y la Alda es una de las instituciones que apoya la iniciativa a nivel internacional.
Pero no está sola. Alda es apoyada por diversas asociaciones venezolanas que reúnen aficionados a la astronomía en un objetivo en común: detectar nuevos asteroides y que esas detecciones ayuden en los planes de Defensa Planetaria, impulsados por otras instituciones como la NASA, la Agencia Espacial Europea (ESA) o la Organización de Naciones Unidas (ONU).
Entre esas asociaciones destacan el Centro Astronómico Caronte (CAC) de San Cristóbal, Táchira; el Grupo de Estudiantes Investigadores de Astronomía y Física, (GEIAF) de Monagas, estado Monagas; y el Grupo Astronómico del Zulia (GAZ) de Maracaibo, estado Zulia.
También, participan instituciones educativas como la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado (UCLA); la Universidad Pedagógica Experimental Libertador, (UPEL); la Universidad Politécnica Territorial Andrés Eloy Blanco (UPTAEB); la Universidad Central de Venezuela, (UCV) y el Centro de Estudios en Teleinformática de la Universidad Nacional Experimental del Táchira, (UNET).
Un campamento en el observatorio de la Alda, en el estado Lara | Foto: Jesús Guerrero (cortesía)
Asimismo, hay organizaciones privadas como Órbita CI-130, que agrupa a niñas, niños y jóvenes con alto coeficiente intelectual. Fue en esta agrupación que el joven Miguel Rojas participó cuando hizo su descubrimiento.
Hasta la fecha, en Venezuela se han organizado tres campañas por año en los meses de abril, septiembre y noviembre, para un total de casi 30 campañas que han dejado unos 79 descubrimientos de nuevos asteroides.
Cuando los equipos están constituidos, cada uno recibe paquetes de imágenes que deben procesar a través del programa Astrométrica, con el que trabajan y visualizan los archivos.
Antes de comenzar a procesar las imágenes y reportar posibles detecciones, desde la Alda se encargan de entrenar y capacitar a los participantes, con el fin de “cometer la menor cantidad de errores al momento de finalizar el procesamiento”, añade Guerrero.
Las detecciones son avaladas por el Minor Planet Center (Centro de Planetas Menores) de la Unión Astronómica Internacional (IAU) y los certificados son emitidos por la IASC, no por la NASA, como se ha difundido en otros medios, aclara Guerrero.
“Esos son los únicos entes que certifican los descubrimientos. El logo de la NASA aparece allí porque es parte de su programa de ciencia ciudadana, pero no es quien certifica el descubrimiento”, destaca el también ingeniero y astrónomo aficionado.
Un punto que se confirma al pie de los certificados (en inglés):
“El material contenido en este documento se basa en un trabajo apoyado por una subvención o acuerdo de cooperación de la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA). Las opiniones, resultados, conclusiones o recomendaciones expresadas en este material son las del autor y no reflejan necesariamente los puntos de vista de la NASA”.
Un ejemplo de certificado de participación en campaña de búsqueda de asteroides, firmado por entes de la IASC y Pan-STARRS
En las campañas de búsqueda de asteroides han participado personas de distintas profesiones: desde estudiantes, ingenieros y físicos hasta músicos y periodistas.
Para Desiree Alvarado, ingeniera geóloga y miembro del Grupo Astronómico del Zulia (GAZ), es muy fácil. Ella participa en la caza de asteroides desde el año 2020, contando diversas posibles detecciones.
“Lo que puede tener contratiempos es la responsabilidad para cumplir con las actividades durante un mes (que dura una campaña) y procesarlos en el menor tiempo posible. Es un compromiso que hay que adquirir, pero es una experiencia que llena y es algo que te hace sentir muy útil, sobre todo a quienes no están dedicados profesionalmente. Te hace partícipe”, cuenta Alvarado a Efecto Cocuyo.
El compromiso es algo que resaltan Daniela Oviedo y Kevin Ipia, quienes conforman el equipo de búsqueda “Astrocuentos bien conta2”, una iniciativa divulgativa en redes sociales.
Su primera participación en una campaña fue en 2021 y lograron un total de 11 detecciones preliminares.
“La experiencia es muy bonita y la Alda nos invitó a participar. Necesitas de computador e internet para enviar los reportes durante el mes y hay que estar atentos para enviarlos; hay que ser ágil. Es como cuando presentas una prueba, el tiempo también es importante pues si te tardas mucho otro puede adelantarse con la detección”, explica Oviedo.
Además, “puede participar cualquier persona, no necesariamente ligada a las ciencias espaciales”.
“No se dejen llevar por noticias sensacionalistas, ya que eso aleja a las personas de la misión de la campaña que es hacer astronomía ciudadana”, añade Oviedo, quien también es ingeniera industrial y docente.
La Alda también aclara que, al final de cada campaña, los participantes reciben un certificado y si esa detección termina por ser un nuevo asteroide, le será remitido un certificado por el descubrimiento.
En general, “cualquier persona que le guste la astronomía, tenga computadora e internet, puede participar en la búsqueda de asteroides”, puntualiza Guerrero.
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Foto principal: Telescopio Pan-STARRS, en Hawái
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Hay muchas preguntas y todas tienen respuestas: desde 2012, la Asociación Larense de Astronomía (Alda) lleva la batuta del Programa de Búsqueda de Asteroides All-Venezuela, impulsado por la Colaboración Internacional de Búsqueda Astronómica (IASC, en inglés).
La IASC es un programa de ciencia ciudadana, fundado en 2006, que procesa una gran cantidad de datos del telescopio Panoramic Survey Telescope And Rapid Response System (Pan-STARRS) del Instituto de Astronomía de la Universidad de Hawái.
El mismo programa con el que Miguel Rojas, de 13 años, tuvo la oportunidad de detectar un nuevo asteroide.
Pero ese no ha sido el único descubrimiento en nuestro país. De hecho, los equipos que conforman el programa All-Venezuela han descubierto unos 79 asteroides.
En junio de 2006 fue inaugurado el telescopio Pan-STARRS, ubicado en la cima del monte Haleakala en la isla Maui, Hawai, Estados Unidos.
Tras una abundante cantidad de datos y reportes que rebasaban las capacidades del observatorio, la Universidad Hardin-Simmons, de Texas, propuso crear un programa de ciencia ciudadana dirigido a estudiantes que ayudaran con el procesamiento de dichos datos.
Eso fue lo que llevó a la creación del programa IASC.
“Al principio, el programa estaba dirigido a instituciones de Estados Unidos, pero luego se fue expandiendo. La Alda solicitó la incorporación de Venezuela en abril de 2012 y participa activamente desde noviembre de ese mismo año”, explica Jesús Guerrero, secretario general de la Alda, a Efecto Cocuyo.
El programa IASC ya está presente en 70 países y la Alda es una de las instituciones que apoya la iniciativa a nivel internacional.
Pero no está sola. Alda es apoyada por diversas asociaciones venezolanas que reúnen aficionados a la astronomía en un objetivo en común: detectar nuevos asteroides y que esas detecciones ayuden en los planes de Defensa Planetaria, impulsados por otras instituciones como la NASA, la Agencia Espacial Europea (ESA) o la Organización de Naciones Unidas (ONU).
Entre esas asociaciones destacan el Centro Astronómico Caronte (CAC) de San Cristóbal, Táchira; el Grupo de Estudiantes Investigadores de Astronomía y Física, (GEIAF) de Monagas, estado Monagas; y el Grupo Astronómico del Zulia (GAZ) de Maracaibo, estado Zulia.
También, participan instituciones educativas como la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado (UCLA); la Universidad Pedagógica Experimental Libertador, (UPEL); la Universidad Politécnica Territorial Andrés Eloy Blanco (UPTAEB); la Universidad Central de Venezuela, (UCV) y el Centro de Estudios en Teleinformática de la Universidad Nacional Experimental del Táchira, (UNET).
Un campamento en el observatorio de la Alda, en el estado Lara | Foto: Jesús Guerrero (cortesía)
Asimismo, hay organizaciones privadas como Órbita CI-130, que agrupa a niñas, niños y jóvenes con alto coeficiente intelectual. Fue en esta agrupación que el joven Miguel Rojas participó cuando hizo su descubrimiento.
Hasta la fecha, en Venezuela se han organizado tres campañas por año en los meses de abril, septiembre y noviembre, para un total de casi 30 campañas que han dejado unos 79 descubrimientos de nuevos asteroides.
Cuando los equipos están constituidos, cada uno recibe paquetes de imágenes que deben procesar a través del programa Astrométrica, con el que trabajan y visualizan los archivos.
Antes de comenzar a procesar las imágenes y reportar posibles detecciones, desde la Alda se encargan de entrenar y capacitar a los participantes, con el fin de “cometer la menor cantidad de errores al momento de finalizar el procesamiento”, añade Guerrero.
Las detecciones son avaladas por el Minor Planet Center (Centro de Planetas Menores) de la Unión Astronómica Internacional (IAU) y los certificados son emitidos por la IASC, no por la NASA, como se ha difundido en otros medios, aclara Guerrero.
“Esos son los únicos entes que certifican los descubrimientos. El logo de la NASA aparece allí porque es parte de su programa de ciencia ciudadana, pero no es quien certifica el descubrimiento”, destaca el también ingeniero y astrónomo aficionado.
Un punto que se confirma al pie de los certificados (en inglés):
“El material contenido en este documento se basa en un trabajo apoyado por una subvención o acuerdo de cooperación de la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA). Las opiniones, resultados, conclusiones o recomendaciones expresadas en este material son las del autor y no reflejan necesariamente los puntos de vista de la NASA”.
Un ejemplo de certificado de participación en campaña de búsqueda de asteroides, firmado por entes de la IASC y Pan-STARRS
En las campañas de búsqueda de asteroides han participado personas de distintas profesiones: desde estudiantes, ingenieros y físicos hasta músicos y periodistas.
Para Desiree Alvarado, ingeniera geóloga y miembro del Grupo Astronómico del Zulia (GAZ), es muy fácil. Ella participa en la caza de asteroides desde el año 2020, contando diversas posibles detecciones.
“Lo que puede tener contratiempos es la responsabilidad para cumplir con las actividades durante un mes (que dura una campaña) y procesarlos en el menor tiempo posible. Es un compromiso que hay que adquirir, pero es una experiencia que llena y es algo que te hace sentir muy útil, sobre todo a quienes no están dedicados profesionalmente. Te hace partícipe”, cuenta Alvarado a Efecto Cocuyo.
El compromiso es algo que resaltan Daniela Oviedo y Kevin Ipia, quienes conforman el equipo de búsqueda “Astrocuentos bien conta2”, una iniciativa divulgativa en redes sociales.
Su primera participación en una campaña fue en 2021 y lograron un total de 11 detecciones preliminares.
“La experiencia es muy bonita y la Alda nos invitó a participar. Necesitas de computador e internet para enviar los reportes durante el mes y hay que estar atentos para enviarlos; hay que ser ágil. Es como cuando presentas una prueba, el tiempo también es importante pues si te tardas mucho otro puede adelantarse con la detección”, explica Oviedo.
Además, “puede participar cualquier persona, no necesariamente ligada a las ciencias espaciales”.
“No se dejen llevar por noticias sensacionalistas, ya que eso aleja a las personas de la misión de la campaña que es hacer astronomía ciudadana”, añade Oviedo, quien también es ingeniera industrial y docente.
La Alda también aclara que, al final de cada campaña, los participantes reciben un certificado y si esa detección termina por ser un nuevo asteroide, le será remitido un certificado por el descubrimiento.
En general, “cualquier persona que le guste la astronomía, tenga computadora e internet, puede participar en la búsqueda de asteroides”, puntualiza Guerrero.
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Foto principal: Telescopio Pan-STARRS, en Hawái