Para subir al podio: nutrientes, microbioma y mitocondrias

En el ámbito deportivo, donde cada milisegundo cuenta, los atletas de resistencia, maratonistas, ciclistas, remeros, nadadores, afinan cada aspecto fisiológico buscando una ventaja decisiva.

Se enfocan en fortalecer las mitocondrias, centrales energéticas celulares, mediante entrenamientos meticulosos, adaptación a estresores ambientales como altitudes y temperaturas extremas, y una recuperación integral que incluye nutrición balanceada, meditación y sueño de calidad. Estas estrategias no solo potencian el rendimiento deportivo, sino que también promueven una salud y bienestar general.

El microbioma intestinal, ese vasto universo de microorganismos en nuestros intestinos, es esencial para un metabolismo eficiente, un sistema inmunológico robusto y funciones cerebrales óptimas. También es clave para una comunicación efectiva con las mitocondrias, esas centrales de energía celular que convierten las calorías en energía vital para procesos como la contracción muscular.

Esta interacción entre células se optimiza cuando se metabolizan componentes no digeridos de una dieta nutritiva, incluyendo fibra, grasas poliinsaturadas y polifenoles, en moléculas que favorecen la proliferación y salud mitocondrial.

Nueva interacción

El papel del microbioma intestinal en el entrenamiento de resistencia es crucial y a menudo subvalorado. Los científicos y gastroenterólogos, han explorado profundamente cómo la dieta afecta la función del microbioma y su conexión con la salud. Los avances recientes en la investigación de la interacción entre nutrientes, microbioma y mitocondrias están redefiniendo nuestra comprensión de enfermedades crónicas y abriendo nuevas posibilidades para mejorar el rendimiento atlético a través de dietas innovadoras.

La nutrición personalizada, ajustada al microbioma de cada individuo, promete desatar un potencial atlético sin igual, favoreciendo una recuperación acelerada, mayor resistencia y una salud óptima.

En el mundo del deporte, las investigaciones han revelado que los microbiomas de atletas especializados en deportes de resistencia física difieren notablemente de los no deportistas. Se ha estudiado que este microbioma promueve la generación de butirato, un ácido graso que potencia la energía y reduce la inflamación, vinculado a un aumento en el VO2 máximo, un indicador esencial de la capacidad atlética que mide la eficiencia del uso de oxígeno en ejercicios intensos.

También se ha notado una mayor presencia de Veillonella en corredores de élite, lo que se asocia con un límite superior de lactato, favoreciendo así una resistencia incrementada y la habilidad de sostener actividades de alta intensidad por más tiempo.

Estudios recientes han descubierto que metabolitos específicos, como el butirato, el ácido linoleico conjugado y la urolitina A, derivados de ciertos alimentos, contribuyen significativamente al aumento de fuerza y resistencia muscular. Por ende, combinar una dieta rica en fibra, polifenoles y grasas saludables con un programa de ejercicio regular no solo es ventajoso, sino que también mejora la función mitocondrial, resultando en un notable incremento del rendimiento físico.

Las bebidas energéticas, batidos proteicos, barritas y geles deportivos son formulados para suministrar energía de forma rápida y eficiente durante el ejercicio intenso. Aunque su uso no es recomendado para el día a día, resultan esenciales en competiciones de resistencia, donde las reservas de glucógeno del cuerpo se agotan. Es crucial, sin embargo, que el consumo de estos productos se acompañe con una alimentación balanceada en la fase de recuperación.

Atención a la nutrición

Ignorar la nutrición adecuada, especialmente en combinación con ejercicio riguroso, puede comprometer la salud intestinal y aumentar la inflamación, llevando a problemas en el entrenamiento y la recuperación. Incluir en la alimentación post-entrenamiento productos que nutran el microbioma, tales como legumbres, frutos secos, semillas, cereales integrales, y una variedad de frutas y verduras, es fundamental para contrarrestar los efectos del ejercicio extenuante y potenciar la capacidad atlética.

Por otro lado, el abuso de antibióticos y las dietas procesadas pueden mermar la presencia de microbios vitales y la capacidad metabólica de convertir fibras y polifenoles en sustancias provechosas. Esta carencia puede explicar por qué ciertas comidas y regímenes alimenticios no son efectivos o resultan incompatibles para algunos. Por ello, personalizar la dieta con microbios específicos podría ser beneficioso.

Investigaciones sugieren que ciertas cepas probióticas mejoran la barrera intestinal, reducen la inflamación y podrían incrementar el rendimiento deportivo mitigando los efectos del ejercicio intenso. Asimismo, consumir más alimentos fermentados como yogur y vegetales encurtidos, promueve un microbioma diverso y disminuye la inflamación.

En determinadas situaciones, es ventajoso complementar la dieta con metabolitos producidos por microbios, conocidos como posbióticos o miméticos del ejercicio. Estos compuestos han demostrado ser efectivos para fortalecer la musculatura y optimizar el rendimiento físico.

Además, ciertos posbióticos desempeñan un rol prebiótico, promoviendo el desarrollo de microbios saludables y la restauración de un microbioma dañado. Esta aproximación holística a la nutrición y microbiología, puede ser fundamental para lograr una recuperación más rápida y un desempeño atlético destacado.

La nutrición especializada que se centra en el microbioma y las mitocondrias está ganando reconocimiento por sus beneficios generales para la salud. A pesar de ser un campo de estudio emergente en deportes de resistencia, los resultados preliminares indican un potencial significativo.

En el mundo competitivo del deporte, donde cada milésima de segundo importa, una estrategia nutricional bien diseñada puede ser decisiva para subir al podio. Para los entusiastas del deporte recreativo o competidores de fin de semana, implementar estrategias nutricionales que beneficien tanto al microbioma como a las mitocondrias puede resultar sumamente provechoso.

Estas estrategias no solo pueden incrementar el rendimiento deportivo, sino también proteger contra los efectos adversos del entrenamiento riguroso y contribuir a la prevención de enfermedades crónicas como la obesidad, el cáncer y el Alzheimer.

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