Los desafíos de la organización

La dinámica del tiempo es atrevida. Es ahí donde salta la incertidumbre, más, porque incomoda cualquier esfuerzo que, a pesar de estar justificado por la necesidad o urgencia de dilucidar dilemas que complican el desarrollo de la sociedad, termina encerrada por las limitaciones que marcan realidades onerosas.

Buscar la certeza que envuelve cada dilema cada vez que interrumpe todo proceso que compromete creación, incita la inducción de problemas que suponen renunciar a cualquier sorpresa que comprometa un resultado supuestamente “justo”.

Un concepto atrevido

De manera que, así como los diccionarios han compilado interesantes explicaciones sobre el concepto de “incertidumbre” toda vez que la refieren como “aquella circunstancia o condición caracterizada por un conocimiento limitado, por cuya insuficiencia es imposible adelantar un resultado capaz de describir la realidad siguiente”, asimismo es posible mostrar la noción de “organización”. 

Sobre todo, cuando plantea la interacción necesaria que se da entre los mecanismos o componentes necesarios y acordes con la capacidad funcional de accionar los mismos al momento de tener la oportunidad, convicción y precisión de dirigir el conocimiento cónsono con las realidades que suscriben la situación abordada. 

Sin embargo, concebir la organización, va más allá de lo que la inercia política, cultural o social, incluso azuzada por el inmediatismo que acusa la impaciencia o la misma premura, sostiene por encima de meros requerimientos logísticos.

Implicaciones de la organización 

El cimiento de una organización se fragua sobre valores que exaltan actitudes, capacidades y potencialidades. Lo cual es sólo posible, cuando la misma alcanza a validar una composición organizacional articulada a razones inspiradas en la motivación al logro de ese talento comprometido con la organización. Pero siempre dispuesto a sumarse en términos del desarrollo humano y personal del recurso intelectual sobre el cual habrá de descansar el funcionamiento de la organización. 

Que las presentes generaciones que configuran la organización se hayan formado al amparo de alguna organización (habida cuenta de ser la familia la organización primaria, vista desde una perspectiva social, política y cultural) no es el mejor indicativo que justifique su comprensión o subordinación respecto de las causas que movilizan la organización en cuanto a sus expresiones más significativas. 

Ni siquiera de ello podría excusarse la organización educativa, toda vez que buena parte de quienes integran las organizaciones que dinamizan las realidades mediatas e inmediatas, son producto de la formación esgrimida por las correspondientes organizaciones.

Particularidades inaplicables 

Asimismo, podría asegurarse que no hay alguna instancia que pueda eximirse con absoluta  inmunidad de la responsabilidad o actividad que prima toda organización expuesta a la opinión pública. Más aún, podría decirse que todo lo que toca la vida del ser humano, sucede alrededor de una organización. 

No por nada, el siglo XXI es un tiempo obediente de la organización. De ahí el interés de su estudio por parte de la Teoría Administrativa, de las Ciencias Políticas, Sociales. Igualmente, de la Economía, la Psicología, de las Ciencias de la Educación y hasta de las médicas, especialmente.  

Algunos escollos

No obstante, las realidades no cesan en exhibir protestas dirigidas a cuestionar las organizaciones incitadas por las irresponsabilidades que suelen evidenciar. Particularmente, a consecuencia de la ausencia de programas que adecúen las exigencias a las capacidades organizacionales. 

Muchas de ellas, se tergiversan por causa de intereses que transgreden principios, convenciones y requerimientos establecidos por resoluciones públicas que registran la calidad de vida, la seguridad y el conocimiento innovador como factores garantes de un funcionamiento óptimo de la organización.

La organización no es la herramienta que perfiló la primera revolución industrial. Igualmente, dejó de arrogarse el carácter de ser la entidad representativa de necesidades emergentes bajo las cuales se justificó la productividad. Mucho menos, podría reconocerse como un fáctico acuerdo conveniente a los intereses de adinerados empeñados en obtener el mayor beneficio de resultados específicos o delimitados por técnicas de producción.

A manera de epílogo

Puede inferirse, finalmente, que la organización debe ser expresión de un esfuerzo mancomunado edificado alrededor del “valor agregado” aportado por la capacidad de producción que resulta del proceso funcional, vale afirmar que la organización, dada la capacidad de converger la vida del ser humano en torno a valores capaces de exaltar el desarrollo que compromete la dinámica política, social y económica de una nación, obliga a atender toda circunstancia que propenda a oscurecer el horizonte sobre el cual, desde la organización, puede afianzarse el presente colectivo y el futuro personal de sus miembros. 

Y justo ahí, es donde con la mayor percepción posible fraguada en el ámbito de la organización, vale evadir los dilemas capaces de fracturar los cimientos del desarrollo nacional, regional y local. Por eso es necesario entender los inminentes peligros que, la insolvencia del conocimiento, puede ocasionar ante los desafíos de la organización.

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Las opiniones expresadas en esta sección son de entera responsabilidad de sus autores.

Del mismo autor: Al margen de la historia

Profesor Titular ULA, Dr. Ciencias del Desarrollo, MSc Ciencias Políticas, MSc Planificación del Desarrollo, Especialista Gerencia Pública, Especialista Gestión de Gobierno, Periodista Ciudadano (UCAB),...