Hasta los dinosaurios se extinguieron
Foto: EFE/ Ronald Peña R. ARCHIVO

Han pasado casi 3 meses desde la victoria de Edmundo González como presidente de la República, pero un grupo de usurpadores, mal perdedores, dictadores, dinosaurios, o como quiera usted calificarlos, siguen allí y no hay motivos alentadores que permitan estimar que la situación cambiará en los próximos días.

Aunque duela decirlo, es claro que la reconstrucción de un Estado democrático de derecho en nuestro país se aleja como posibilidad cierta. Y esto no se debe a que la actual oposición democrática haya perdido capacidad de convocatoria; minimizado su liderazgo; o menguada su voluntad de acción. Por el contrario, la baja probabilidad de la reconstrucción democrática sólo responde a la represiva y metódica labor del grupo anteriormente mencionado para aplastar cualquier ánimo que termine desplazándolos del poder.

Lo que más duele de todo esto son esos miles de personas torturadas, amenazadas, perseguidas y que han perdido la vida por recuperar la libertad de un país secuestrado por 12 o menos bribones.

Además, nuestra tragedia se profundiza si consideramos el trabajo de los tres premiados con el Nobel de Economía 2024 (Daron AcemogluSimon Johnson and James Robinson), quienes dedicaron varias investigaciones a buscar respuestas al asunto de por qué algunos países prosperan y otros fracasan y encontraron que la formación y la fortaleza de las instituciones es el ingrediente esencial para generar progreso y desarrollo económico.

En simple, todos sabemos el estado de nuestras instituciones (capturadas, no inclusivas, extractivas y calamitosas), por lo tanto, avalado por las conclusiones recogidas desde los economistas laureados, claramente no es posible visualizar un futuro constructivo y satisfactorio para todos.

“Tiránicos convencionales o totalitarios maquillados”

Ahora bien, volviendo al momento político nacional, es notable que Maduro y compañía siguen actuando como si tuvieran toneladas de legitimidad para gobernar y, definitivamente, ya no hacen ningún esfuerzo para blanquear su rostro en ninguna instancia. Simplemente, hoy su dilema es si resisten como tiránicos convencionales o totalitarios maquillados.

Hasta ahora, lidera la segunda opción, porque pretenden convocar elecciones regionales en unos meses y mantener el viciado funcionamiento de la Asamblea Nacional y el Poder Judicial, es decir, totalitarismo con crema humectante.

Por lo pronto, siguen demostrando la veracidad de aquella tesis de la filósofa Hannah Arendt, quien sostuvo que la violencia aplicada por los totalitarios es precisamente porque carecen de poder. Probablemente, así seguirán dominando por la fuerza de las armas (único recurso que les queda), pero nunca por medio de las ideas.

El proyecto político de Maduro y compañía (si es que alguna vez tuvieron alguno) ha muerto por el voto, en consecuencia, hoy solamente pueden recurrir a la imposición del terror para silenciar la voluntad de esa mayoría ciudadana y sostenerse varios años más. Y aunque como dinosaurios sigan allí, tienen temor porque —por otras razones—podrían extinguirse.

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Economista con un Magister en Políticas Públicas. Colaborador de varios medios nacionales.