Campaña electoral en Venezuela, visión desde lejos

Venezuela ha vivido, en lo que va de siglo, uno de los episodios políticos más convulsionados de América Latina. El solo hecho de que varios millones de sus habitantes hayan tenido que emigrar por razones políticas y/o económicas, le ha dicho al mundo que algo muy fuerte pasa allí.  

Lo ocurrido y ocurre política y socialmente en Venezuela es un proceso complejo, doloroso, que exige análisis rigurosos, profundos y en la medida de lo posible, imparciales. Esto último muy difícil porque una nefasta consecuencia de ese proceso  ha sido la polarización, la pérdida de sindéresis, que también se siente en la actual campaña electoral para la Presidencia de la República.

El contexto de polarización

En los procesos polarizados no se reconoce la neutralidad. O estás conmigo o estás con mi enemigo, dijo Mateo en su evangelio y ese es un principio asumido por el pensamiento autoritario. Se trata de alinear en un solo polo o extremo, cuantas opiniones se pueda. No se admite la disidencia, ni la diversidad.

Venezuela ha estado sumergida en polarización en lo que va de siglo. En un polo el chavismo, respondiendo al llamado de su líder máximo, Hugo Chávez, fallecido en el 2013 o de su ungido, Nicolás Maduro, actual presidente de la República y candidato a la reelección. En el otro polo, la oposición, un numeroso y heterogéneo conglomerado, cuyo liderazgo ha sido fluctuante y que se presenta a estas elecciones con varios candidatos, entre quienes destaca, según las encuestas y movilizaciones de calle, el de la Plataforma Unitaria, Edmundo González.  

En unas elecciones en contexto polarizado, los radicalismos se agudizan y las voces intermedias se acallan. Se impone el autoritarismo. Los discursos predominantes son del candidato del gobierno y su voceros y del candidato de la Plataforma y su vocera, una líder de la oposición que no pudo ser candidata por estar inhabilitada, pero que ha seguido en campaña como si fuese la candidata.

La actual campaña presidencial en Venezuela se ha caracterizado por la tensión y la incertidumbre y a pesar de episodios violentos no ha corrido la sangre como en otros países.  Cada polo se da como ganador y se dispone a gobernar. 

Los bulos o falsas noticias

En época de alta tecnología e inteligencia artificial, las campañas de los candidatos que disponen de más dinero, como muchas otras en el mundo, se diseñan en laboratorios -muy pocos pasos o decires son espontáneos o propios de los candidatos- y cuentan con asesorías políticas y comunicacionales. Los bulos o noticias falsas, tanto en texto como en imágenes, se crean en esos laboratorios para desinformar al electorado y han sido usados por parte de los dos candidatos principales y los medios de comunicación que les respaldan, según sus oponentes.

Una campaña desigual

A pesar de que las principales candidaturas disponen de dinero y acceso a la tecnología, en términos de quehacer, el candidato del gobierno tiene ventajas: domina las instituciones de poder, entre ellos, el Consejo Nacional Electoral, los entes públicos y tiene mecanismos para reprimir a quien considere que está conspirando contra la institucionalidad.  

En la campaña de la Plataforma Unitaria se percibe la influencia de expertos en campañas electorales, de la disposición de dinero y le ayuda contar con respaldo internacional que, en términos de imagen ante el mundo, le da una ventaja, inclusive ante las otras candidaturas de la oposición que se perciben bastante agazapadas, casi inexistentes.

Las promesas y valores que se mueven

El panorama electoral venezolano se debate entre el continuismo y el deseo de cambio que se percibe en la población. 

El gobierno se presenta como garante de la paz ante la “operación venganza y rencor” que, según él, traería el triunfo de la oposición. “No volverán” es la eterna consigna gubernamental.

Por parte de los candidatos opositores, una idea compartida es la refundación del país al recuperar la institucionalidad y la economía, destacando la idea de «adecentar al país», lo cual permitirá el regreso de quienes han emigrado, el reencuentro de las familias.

Junto a las promesas electorales hay valores que se captan en algunos discursos. El gobierno se vale del valor de la lealtad, al patriotismo, mientras que la oposición mueve el valor de la libertad, la familia, la honestidad para combatir “la obscena corrupción gubernamental”.

En las imágenes se muestra a un presidente candidato que es “del pueblo”. De conductor de autobús a conductor del país.  Bailarín de salsa como cualquier venezolano o venezolana que se aprecie pero que no le falta carácter para poner en el carril a quien se desvíe. 

En su contraparte, el principal candidato de la oposición es un diplomático, culto, de verbo y andar  pausado, con imagen de gente decente y en paralelo, la acción de una mujer de discurso encendido e imagen de invencible, caudillesca como la que llevó a Hugo Chávez al poder hace años.

Si gana mi contrario, la situación empeorará, dice cada una de las partes. Sea cierto, o no, esa aseveración les sirve como elemento emocional para movilizar al electorado.

Las emociones

Una de las emociones que más se sienten en los discursos de los principales candidatos a la presidencia de Venezuela son el miedo y la esperanza.

El gobierno advierte que si gana la oposición, las reivindicaciones obtenidas por los sectores populares serán arrebatadas, los servicios públicos privatizados y el país entregado al imperialismo yanqui. La oposición advierte que si el gobierno gana será por fraude y el país continuará en el caos y se agudizará el estado de pobreza y desesperanza en el que se vive.

Incertidumbre, susto y hasta miedo es lo que prevalece en estos días finales de la campaña presidencial en Venezuela pero los dedos están cruzados para que no haya sangre ni el día de las elecciones, ni en los días que faltan, ni después.

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Las opiniones expresadas en esta sección son de entera responsabilidad de sus autores.

Del mismo autor: Política mundial removida

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