El núcleo de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador (Upel) en Maturín, estado Monagas, pasa por una de las peores crisis de su historia: no hay suministro de luz ni agua en las instalaciones, el comedor permanece cerrado, las filtraciones amenazan con dañar la biblioteca y hace quince días sufrió dos robos consecutivos, según las denuncias de sus autoridades.
Poco queda del instituto equipado y bien iluminado, donde que décadas atrás se formaban miles de docentes del oriente de Venezuela. De acuerdo con Neida Montiel, decana de la institución, gran parte de la infraestructura está destruida y la mayoría del mobiliario ha desaparecido.
«De alguna manera no se perdió uno de los transformadores de la calle, de ahí nosotros hemos alimentado algunas zonas como la entrada principal, pero la oscuridad es horrible. ¿Qué implica que tengamos tanta oscuridad? Que la parte de atrás de nuestro instituto haya sido completamente robada, incluso el techado», dijo Montiel a Efecto Cocuyo.
Agregó que a inicios de este mes de marzo delincuentes les desmantelaron las puertas de los laboratorios de Química, se llevaron parte del aluminio y, además, destrozaron los espacios de la Secretaría.
«Logramos que la policía hiciera una intervención por el barrio que queda atrás y se rescataron algunas puertas y el aluminio», contó Montiel.
El miércoles 6 de marzo el rector de la Upel, Raúl López Sayago, señaló que «pareciera que el Pedagógico de Maturín es un centro para la delincuencia» y dijo desconocer por qué ocurrían tantos hurtos en ese núcleo. Este año ni los cuerpos de seguridad ni el gobierno regional, que está en manos de un dirigente del Psuv, le ha prestado apoyo a la institución, que exige respuestas inmediatas del Estado.
Declive desde la pandemia
Los casos de robo en la Upel de Maturín no son nuevos y se agravaron desde hace una década. La situación se agudizó especialmente durante la cuarentena decretada por el gobierno de Nicolás Maduro, debido a la expansión de la pandemia del COVID-19 en Venezuela.
En 2021, en una visita para verificar el estado de las instalaciones de la universidad, los docentes upelistas hallaron los salones desvalijados, puertas arrancadas, autobuses de transporte estudiantil sin ventanas o motores; también faltaban 21 láminas de zinc, sillas, impresoras, computadoras y carpetas con información importante.
Para mediados de ese año, Jonathan Caripe, dirigente de Unidad Upelista, denunció que por lo menos 20 mil pupitres fueron sustraídos para ser usados como leña tras la intensa crisis del gas en Monagas.
En julio de 2022, la decana Montiel informó a Efecto Cocuyo que delincuentes habían robado 17 transformadores y la bomba de agua de la institución.
«Desde la pandemia llevaron lavamanos, pocetas, puertas, ventanas. Nunca hemos tenido la vigilancia policial como tal y, en virtud de que ahora estamos a oscuras, los vigilantes que tenemos, por temor, no pueden caminar la amplitud que tiene el Pedagógico, porque todo eso es una boca de lobo», contó Montiel.
Motivado a la falta de electricidad en las instalaciones, en 2024 el núcleo funciona solo desde las 7:00 a.m. hasta las 3:00 p.m., cuando aún hay iluminación natural.
«En medio de toda la tragedia tenemos un autobús funcional, pero en estos momentos estamos solicitando ayuda para el gasoil. No tenemos combustible, lo compramos a veces de nuestro bolsillo», explicó la docente.
Piden recuperar la Upel Maturín
Actualmente la Upel de Maturín tiene 52 aulas, divididas por sectores, y una matrícula de poco más de mil estudiantes. El sector A, donde está la biblioteca central, se encuentra en ruinas y la institución no cuenta con el presupuesto necesario para repararlo.
«Hemos acudido al gobierno regional, a la alcaldesa, a la policía y no hemos tenido respuestas. El silencio es total. En muchísimas oportunidades han ido comisiones del gobierno regional, pero se han quedado ahí, en visitas y promesas», apuntó Montiel.
Añadió que hasta el comedor está destrozado: «Se robaron las cocinas, las ollas, las marmitas inmensas». La decana expresó que es urgente que el Estado ofrezca soluciones este año para comenzar a recuperar el núcleo.
Las condiciones en las que se encuentra la casa de estudios en Monagas influyen en la deserción estudiantil, que continúa siendo un problema en Venezuela. Los cursantes de la carrera de Educación abandonan cada vez más las aulas, no solo por la infraestructura y la falta de servicio, sino porque un profesor venezolano no gana más de 30 dólares mensuales en las instituciones públicas del país.
Menos estudiantes en el Pedagógico
De hecho, en febrero de 2022, el profesor e investigador Tulio Ramírez informó que la matricula de estudiantes de Educación en la Universidad Metropolitana (Unimet) descendió 86,2 % entre 2011 y 2019; en la Universidad Central de Venezuela (UCV) bajó 65,6 % entre 2004 y 2010 y en la Upel, que tiene ocho sedes en todo el territorio, cayó 73% entre 2008 y 2020.
«Espero que alguien nos oiga. Seguimos teniendo 14 especialidades desde Educación Inicial. Hemos perdido mucho, pero persistimos aquí, este año cumplimos 54 años formando docentes, sirviéndole a Monagas y al oriente del país», puntualizó Montiel.
El año pasado Manuel Aristorena, ex director nacional de Fe y Alegría, explicó que la Upel para el año 2000 formaba el 62 % de los docentes y tenía 105.239 estudiantes. Para 2014 ingresaron solo 17.508 y en 2021 se inscribieron solo 3.558.