El miércoles 27 de marzo, Caracas recibirá la procesión del Nazareno de San Pablo como parte tradicional de las celebraciones de Semana Santa.
El cronograma para el Miércoles Santo incluye la celebración de 11 misas, que iniciarán desde las 12:30 de la medianoche del miércoles 27 y se extenderán hasta las 5 de la tarde, con la última mesa previa a la procesión.
La última misa será presidida por el cardenal Baltazar Porras, obispo de Caracas, informó el párroco de la basílica de Santa Teresa y Santa Ana en Caracas.
La procesión del Nazareno de San Pablo iniciará después de que culmine la última misa de la tarde —aproximadamente a las 6 de la tarde— que iniciará recorriendo la esquina de Cruz Verde hasta la avenida Lecuna, con destino final en la esquina de Angelitos, donde se encontrará con las imágenes de la Virgen de la Dolorosa y el Nazareno de San Juan Bautista
La imagen continuará hasta la plaza O’Leary y hará una parada en el Teatro Municipal.
Historia de fe del Nazareno de San Pablo
Si hay una devoción a la que el caraqueño es fiel es al milagroso Nazareno de San Pablo. Tiene una cofradía que se remonta a los tiempos coloniales y no hace sino crecer cada año.
El día más concurrido para el templo donde reside es el Miércoles Santo, en el que las misas se suceden hora por hora y la gente acude por cientos de miles desde la madrugada hasta que finaliza la Semana Mayor.
Su lugar es Santa Teresa, en pleno corazón del centro de la capital. Una majestuosa edificación del más puro estilo colonial, donde es constantemente visitada esta imagen de Jesucristo, con la cruz al hombro y vestimenta morada, la cual imitan todos aquellos que llegan hasta él pagando promesas.
La basílica fue construida por el entonces presidente de Venezuela, el general Antonio Guzmán Blanco, quien era para nada creyente -y fue duro con la Iglesia, expulsando a diestra y siniestra, cerrando seminarios y colegios católicos- pero sí su mujer, Ana Teresa, en atención a la cual recibió el nombre el conocido templo.
Una de las historias anexas a la tradición de esta imagen cuenta que, habiendo el escultor terminado su obra, tuvo una visión en la que Jesús se le habría aparecido, preguntándole “¿dónde me has visto, que tan perfecto me has hecho?”.
A su llegada a Caracas, la imagen fue llevada a la Capilla de San Pablo, de la que eventualmente recibió su nombre, y que fue derribada en 1880 durante el gobierno de Antonio Guzmán Blanco, quien edificó en su lugar el Teatro Nacional.
Pocos años después del arribo de la imagen a la ciudad, en 1597 según algunos registros (otros dirían que el hecho data de mediados del siglo XVII), una peste azotó la ciudad (algunos archivos dicen que se trataba de “vómito negro”, otros que de escorbuto, y algunos simplemente de viruela), por lo que la imagen, que ya gozaba de una sitial de honor en la devoción popular, fue sacada en rogativa.
Durante la procesión, la imagen se enredó en un limonero y un racimo de limones quedó pendiendo de la corona de espinas del Nazareno, mientras que otros cayeron al suelo.
Los devotos recogieron los frutos, y los dieron como medicina a los enfermos, quienes sanaron al poco tiempo.
La imagen, consagrada el 4 de julio de 1674 por Fray González de Acuña, fue trasladada a la Basílica de Santa Teresa y Santa Ana, también construida bajo el mandato de Antonio Guzmán Blanco.
Desde entonces, los fieles asisten todos los miércoles santos a la procesión –de unas tres o cuatro horas de duración- vestidos con una túnica de color violeta, a modo de tributo al Nazareno. Días antes de la procesión del Miércoles Santo, la imagen es adornada con cinco mil orquídeas, la flor nacional venezolana.