Lo más místico, místico así a lo que un venezolano le puede dar cabida en su reflexión cotidiana es a la pregunta ¿qué hicimos para merecernos esto?, esa si, una pregunta a la que algunos responden desde la visión del karma y el aprendizaje que nos tocaba después de tantos años de bonanza y comodidad regalada desde las entrañas de nuestro suelo