A los 37 años y luego de 17 en el oficio de enfermería –pausados por esos retiros a los que obliga el hambre cuando el sueldo no alcanza– esta profesional egresada de la Universidad de Los Andes y del Instituto de Altos Estudios Arnoldo Gabaldón vuelve a sus orígenes de cuidadora de salud. Aprovecha con honor la demanda de servicios en hogares por COVID-19