Como parroquia, El Junquito cumple 32 años, pero sus terrenos comenzaron a ser habitadas hace más de seis décadas. La pobreza no ha desaparecido, pero tampoco la convivencia y la colaboración entre las familias. En El Junquito contrastan el caos de las casas improvisadas con la calma de una montaña que huele a pinos y muestra sus mejores colores cuando la neblina la deja