Caracas.- Completar el 1×10 fue la ardua tarea que esté domingo 25 de mayo tuvieron los miembros del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). Pese a los llamados intensos a votar, la desmotivación y el desinterés fueron evidentes desde las primeras horas de la jornada en la que los centros electorales se mostraban vacíos durante las elecciones de gobernadores y diputados de la Asamblea Nacional y de los Consejos Legislativos.
«Aquí vienen a votar más hacia la tarde. En esta comunidad hay muchos viejitos que hay que trasladar«, decía esperanzada una jueza de paz en La Pastora, municipio Libertador, consultada por El Pitazo en horas de la mañana.

En toldos próximos a los centros electorales, antes conocidos como puntos rojos o de paz, aunque ya no todos son rojos, o reunidos en las cercanías de las instituciones, miembros del PSUV registraban el voto de los integrantes de la comunidad.
Mientras en las comunidades los representantes de los CLAP presionaban a los vecinos, en los centros de votación la coacción institucional generaba efecto: trabajadores públicos y funcionarios de cuerpos de seguridad se tomaban fotos frente a los solitarios centros electorales para reportar el voto a sus superiores.
«Yo voté para que no me fastidie la del CLAP (encargada de coordinar la entrega de los alimentos en la zona)», dijo una habitante del centro de Caracas, quien aseguró desconocer los candidatos y por quién votó.
«Yo no iba a venir, pero en el trabajo pidieron la lista con los centros de votación, y me tocó«, señaló, por su parte, un trabajador público que pidió reservar su identidad.
En algunas instituciones públicas enviaron a sus trabajadores un formulario que debían completar con la respectiva foto en el centro electoral, para confirmar su participación.
El miedo a perder las bonificaciones que otorga la administración de Nicolás Maduro fue otra de las motivaciones de los electores. «Yo fui a votar porque no quiero que me quiten el bono. Al final ellos no saben por quién vota uno, solo se ve la planilla de que uno fue a votar», dijo una electoral del colegio Santísima Trinidad, en Los Magallanes de Catia. «Ese bono es lo único que salva a uno que está solito y sin hijos», dijo la adulta mayor que este 25 de mayo cumplía 75 años.
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En las escuelas visitadas por El Pitazo en el estado Vargas, al menos hasta las 2:00 p.m. la presencia de electores resultaba poca. Por lapsos había más líderes de calle en el punto rojo, que votantes en el centro electoral.
«La gente se compromete a venir a votar y después uno tiene que estar buscando. Si ya se comprometieron deben venir y no dejarlo para última hora», se quejaba desde su punto rojo, Leonela Farías, líder de calle de una de las zonas de Montesano, mientras coordinaba el uso de un vehículo con el jefe de movilización del PSUV de su parroquia.

En Miranda, una empleada de un ministerio de 53 años salió a votar porque se lo exigió su jefe. Al igual que otros funcionarios públicos, tenía que enviar una foto desde su centro de votación como prueba de que había sufragado.
«Yo me dejé de eso. En un tiempo fui chavista, pero estoy desencantada. Ya tengo varios procesos votando en contra y ellos no se enteran, porque el voto es secreto, aunque quieran meternos miedo con eso», aseguró a El Pitazo este 25 de mayo.
«Peinar calle por calle»: el llamado de Freddy Bernal
El gobernador de Táchira, Freddy Bernal, confirmó la presión del PSUV en la participación de este 25 de mayo. «Calle por calle, van a peinar casa por casa«, instruyó a una de las movilizadoras durante un recorrido en la comunidad Ribera de Torbes de la entidad andina.
La movilizadora explicaba que no habían completado el 1×10, pero confiaba en que los electores llegarían al centro de votación. «Estamos esperando que la gente salga de sus funciones para que vengan, porque ellos están anotados, están comprometidos para venir«, dijo la ciudadana, de nombre Rocío, a Bernal.
En la mesa, una representante del chavismo mostraba las planillas en las que anotaban a los votantes que participaron en la jornada electoral.