
Caracas.- El 16 de marzo la población venezolana entró en cuarentena decretada por Nicolás Maduro luego de que se confirmaran los primeros casos de personas infectadas con COVID-19. Las excepciones para salir de casa son para comprar medicinas o abastecerse de alimentos. Sin embargo, en sectores populares de la capital, muchas familias dependen de la ayuda de Organizaciones No Gubernamentales y asociaciones civiles para subsistir.
En la parroquia Petare, la barriada más grande de Caracas, Carlos Valbuena atiende uno de los 50 comedores ubicados en el municipio Sucre que forman parte del programa Alimenta la Solidaridad. Diariamente, 100 niños y niñas de la Zona 2 de José Félix Ribas almuerzan gracias al esfuerzo de seis colaboradores.
Aunque el comedor ya tiene dos años funcionando, Valbuena considera que ahora, en medio de una pandemia, su trabajo es más necesario que nunca. “Todos estos niños son de bajos recursos y los padres trabajan para solventar el día a día y con la cuarentena se le ha hecho difícil salir. El almuerzo para cada niño es una gran ayuda en estos momentos tan difíciles", dice.
LEE TAMBIÉN
COMPRADORES OFERTAN ESCASEZ DE PROTEINAS Y HORTALIZAS EN CATIA LA MAR
El trabajo no cambia, aunque las medidas de limpieza se han vuelto más rigurosas. Valbuena explica: “Al terminar la jornada se limpia el área donde fue repartida la comida, las rejas, el piso. Se botan los trapitos con los que limpiamos y procedemos a lavarnos las manos con abundante jabón y luego nos aplicamos antibacterial".
Generalmente, quienes van a comer comparten la mesa y, al terminar, regresan a casa; pero una de las medidas para evitar la propagación del virus es la prohibición de concentración de personas en espacios comunes. Ahora, padres y madres deben ir a buscar los almuerzos.
Un equipo de seis colaboradores preparan y envasan las comidas para 150 niños y niñas. | Foto: Cortesía de Carlos Valbuena Generalmente, en el comedor se comparte la mesa, pero desde que comenzó la cuarentena, los almuerzos son buscados por madres y padres. | Foto: Cortesía de Carlos Valbuena.
Aumentan las necesidades
También en Petare, pero en el Barrio Unión, Betty Díaz cocina todos los días 250 almuerzos. Antes de que comenzara la cuarentena, 180 niños y niñas iban a su casa a comer; ahora, no son solo quienes forman parte de la lista del comedor, sino muchas personas de la zona que se acercan a pedirle ayuda a Betty y ella nunca dice que no. “Si alguien que yo sé que tiene necesidad viene a pedirme comida, ¿cómo le digo que no?", expresa.
Su equipo es pequeño: ella prepara las comidas y otra vecina del barrio las reparte. Todos deben ir con tapabocas y guantes.
LEE TAMBIÉN
EN CAUCAGÜITA RECOGEN ALIMENTOS PARA NECESITADOS DURANTE LA CUARENTENA
En la parroquia Santa Rosalía, al sur de Caracas, Angello Rangel decidió reunir un equipo de cuatro personas para preparar y repartir 50 arepas a personas en situación de calle, sobre todo, las que habitan cerca del bulevar César Rengifo y el Cementerio General del Sur. “Frente a esto, vi la necesidad de hacer algo por los que quizás solo cuentan con esta comida", apunta.
Angello explica que las arepas son alimentos de bajo presupuesto y de fácil distribución. Como no cuenta con un espacio y las aglomeraciones de personas están prohibidas, él y dos amigos recorren la zona para repartirlas. La comunidad colabora con la donación de alimentos como harina de maíz, queso, mortadela, huevos y pollo.
DÉJANOS TU COMENTARIO