Por: Xavier Eguiduren
¡Peregrino!, eres tú el que anda por los caminos; quien bebe en las fuentes y en los manantiales; el que camina las aldeas; quien conoce la maraña de almas que habitan en las casas de más de mil pueblos; el que hoy camina por la Farrapa y más tarde lo hará por a Cerexeira, Castro, Pedraira, Peñafuente. ¿No es una preciosidad ver la senda adornada con las margaritas?
¡Peregrino!, eres tú quien camina bajo el cielo vertical y, a quien no le cabe el alma en ese viejo ataúd de pino. Eres tú quien vive el día a día y el que enciende las velas de la iglesia cuando la tormenta acecha. ¿Por qué estás enfadado con los santos que viven en la capilla del Carmen y San Lázaro de Pedraira? ¿Por qué no les has encendido unas velas hoy que hay tormenta?
Hay mil túneles llenos de pasos arañados en la tierra y flanqueados por bosques de pinos y, también hay pequeños reyes que habitan unos reinos de tamaño ínfimo que crecen a lo largo del Camino Primitivo. Un nuevo despertar a la vida nos conduce desde Grandas de Salime hasta la localidad de Fonsagrada, ya en la provincia de Lugo.

Y ya casi no se divisan los perfiles verdes de los montes asturianos, pues van quedando atrás. La tierra y las huellas se complementan como los peregrinos y los caminos; como el hambre y el pan, el cansancio y el descanso… Todo lo que ha desgastado el viento es antiguo; es de la Edad del Bronce el castro fortificado de Chao Samartín en Grandas de Salime. Un día lejano la tierra tembló y allá quedaron los lamentos de hombres y mujeres, sus ansiedades y sus placeres…
Mil treinta metros de subida al puerto del Acebo. Ansiedad peregrina que me acompaña amparada en la soledad del camino. Mil treinta pulsaciones en el corazón, que necesita de una colaboración necesaria con el engranaje de los pensamientos invasores y derrotistas; que asco de pensamientos que siempre se adelantan a los hechos.
Subida por un plano inclinado, nuevas fricciones y mil punzadas en los talones que provocan las piedras bifaces al clavarse una y otra vez en las plantas de los pies. Distancia elevada coronada en el alto, por la transición entre montañas: es la frontera entre Asturias y Galicia. El nuevo camino guiado por las conchas vueltas que será a partir de ahora, camino por las tierras gallegas.
Estoy lleno de paz ubicado frente a la capilla de Santa María, respiro profundamente. Encuentro paz, si, mucha paz. Sagrado lugar, pues allí detenían sus pasos los peregrinos y lavaban las heridas en la fuente que un día hubo, también su agua era sagrada, “Fonte Sagrada".

Por fin ya estoy en el albergue, y temo que mi camino se truncará aquí. ¡Me duelen terriblemente los pies! Ya casi no puedo caminar. Creo que mañana dejaré el camino y volveré a casa.
Se refleja el dolor en el rostro, que es el espejo de un lento y dolorido peregrinar de dueño un peregrino y su mochila cargada de tiritas y betadine. La simbiosis entre el hombre, la senda y la esencia de los pasos y sobre todo el dolor absoluto de todo, de absolutamente todo…
Mil metáforas que hablan de no abandonar y de no ser un huérfano del camino; de convertirse en fiel testigo de las palabras de un estanque pentagonal de aguas transparentes y dormidas. Líquidos horizontales que en el Real Hospital de Santiago de Montouto, empapan el respirar de un Dios y oxidan las espadas de dos reyes: uno cruel, y el otro hechizado.
XAVIER EGUIDUREN | @xaviereguiguren
Articulista, novelista, colaborador en la LNE (prensa asturiana) y en la RTPA (Radio Televisión del Principado de Asturias). Corresponsal de la revista Erki-Mallorca.
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