Por: Víctor Álvarez R.
A pesar del enorme rechazo a los candidatos oficialistas, en las elecciones del 25M la oposición se presentó dividida: un sector llamó a la abstención y el otro postuló varias candidaturas, facilitando así el triunfo de la minoría oficialista que se llevó 23 de las 24 gobernaciones en disputa. La oposición solo ganó el estado Cojedes donde fue reelecto el gobernador Alberto Galíndez:
🔴 Amazonas: Miguel Rodríguez 76.03%
🔴 Anzoátegui: Luis José Marcano 87,30%
🔴 Apure: Wilmer Rodríguez 96.19%
🔴 Aragua: Joana Sánchez 86.92%
🔴 Barinas: Adán Chávez 72.45%
🔴 Bolívar: Yulisbeth García 87.85%
🔴 Carabobo: Rafael Lacava 87.88
🟡 Cojedes: Alberto Galindez 55.22%
🔴 Delta Amacuro: Loa Tamaronis 94.13%
🔴 Falcón: Víctor Clark 83.17%
🔴 Guarico: Donald Donaire 93.15%
🔴 La Guaira: José Alejandro Terán 90.65%
🔴 Lara: Luis Reyes Reyes 90.95%
🔴 Mérida: Arnaldo Sánchez 80.98%
🔴 Miranda: Elio Serrano 83.20%
🔴 Monagas: Ernesto Luna 94.95%
🔴 Nueva Esparta: Marisel Velázquez 55.53%
🔴 Portuguesa: Primitivo Cedeño 93.61%
🔴 Sucre: Jhoanna Carrillo 94.40%
🔴 Tachira: Freddy Bernal 80%
🔴 Trujillo: Gerardo Márquez 91.86%
🔴 Yaracuy: Leonardo Intochi 89.83%
🔴 Zulia: Luis Caldera 64.63%
🔴 Guayana Esequiba: Neil Villamizar 97.40%
¿Quiénes son los responsables de esta catástrofe electoral de la oposición?
En las presidenciales se anunció como ganador al candidato oficialista, un sorprendente resultado contrario a las encuestas, mediciones a boca de urna y actas de los testigos. Cuando esto se repite una y otra vez, el elector percibe que su voto no incide en el resultado, termina creyendo que vota pero no elige y opta por no votar porque no quiere que le roben otra vez el voto. Esto es lo que la Psicología llama la desesperanza aprendida.
La implantación de la desesperanza aprendida se revela como una estrategia de dominación que influye en la conducta electoral y se manifiesta en la abstención que convierte en mayoría a la minoría oficialista. La abstención no es una jugada audaz de un sector de la oposición para deslegitimar al gobierno. ¿Qué sentido tiene llamar a la abstención para deslegitimar al ganador en un país donde el sistema electoral no establece un mínimo de participación para declarar nula o válida una elección? Por lo tanto, abstenerse de votar es hacerle el juego a un mecanismo de dominación que promueve el propio régimen para convertir en mayoría su decadente minoría.
Al liderazgo centralista solo le interesa la Presidencia de la República, lo demás no importa. Con la abstención no se ganan gobernadores, alcaldes, diputados ni concejales que representen al país descontento. La abstención no empodera. Al contrario, debido a la abstención y división de la oposición, el malestar nacional una vez más pierde la oportunidad de capitalizar electoralmente el rechazo a los candidatos oficialistas para recuperar espacios de resistencia y lucha institucional.
Sin un poderoso bloque de gobernaciones, alcaldías, diputados, legisladores regionales y concejales municipales que representen y defiendan al país descontento, la oposición no se hará sentir y será muy difícil reconstruirla.
¿Qué hacer para evitar que se repita el mismo resultado en las próximas elecciones de 335 alcaldes y 2.471 concejales municipales?