Estas tres comunidades son de difícil acceso y sus habitantes utilizan tanques de concreto que no pueden ser movidos hasta la orilla de la carretera por donde pasan los súper camiones de la alcaldía de la Guajira. Situación que ha generado que 100 familias del pueblo Wayuu carezcan de agua potable por más de un mes.
El Comité de Derechos Humanos de la Guajira, asegura que los vecinos de las comunidades de Laguna del Pájaro, Santo Negro y Wuichepe, están cumpliendo con la cuarentena social sin una gota de agua. Las familias optan por consumir agua de los Jagüeyes que no son aptas para el consumo humano, lo que genera cuadros diarreicos, infección en la piel y desnutrición en los niños y en las personas de la tercera edad.
Hace dos meses, la gobernación del estado conjuntamente con la alcaldía, aprobaron la entrega de tres megacamiones con una capacidad de 30.000 litros de agua, lo que beneficiaría a 16.000 familias de la región, pero los habitantes manifestaron que estas gandolas son de lujo ya que no entran a las comunidades más vulnerables de la Guajira.
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Durante la pandemia del coronavirus, en el municipio fronterizo el precio del agua dio un giro radical, lo que dejó a cientos de familias sin poder abastecerse del vital líquido. En esta región una pipa de agua (120 litros) cuesta 10.000 pesos colombianos que equivalen 500.000 bolívares. José David González, coordinador de Derechos Humanos, denunció a El Pitazo este 14 de julio, que la sed se adueñó de los hogares de las familias de la Guajira venezolana.
“Es una situación crítica que afecta a cientos de familias de las comunidades de la parroquia Guajira y Alta Guajira. Ayer pasó el famoso súper camión pero solo beneficia a los que viven en las orillas de la carretera qué pasa con las comunidades de difícil acceso hay sectores que llevan varias semanas sin agua".
González destacó que las familias afectadas no reciben una respuesta de la alcaldesa de la Guajira Indira Fernández: “El gobierno radicaliza las medidas y las familias no pueden salir de sus casas estas realidades agrava la situación que viven las familias Wayuu en medio del COVID-19".