El 3 de julio de 2023 Jonathan Plaza Carmona, de 35 años, se fue de Venezuela con la meta de cumplir el sueño americano, sin sospechar que esa ilusión se convertiría en su peor pesadilla. Hoy es uno de los 238 venezolanos que están en el Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot) en El Salvador.
Georgina Plaza, hermana del deportado, señaló a El Pitazo, este 24 de marzo, que a Jonathan lo encarcelaron “por el simple hecho detener dos estrellas tatuadas en sus hombros".
“Eso no lo hace un delincuente. Él no pertenece a la banda delictiva Tren de Aragua. Es un hombre trabajador, honesto, sin antecedentes. Su detención injusta", destacó.
Jonathan emigró con 8 amigos. El grupo superó el paso por la selva del Darién y se montó en “la Bestia", también conocido como tren de la muerte, que es utilizado por migrantes para cruzar desde México hacia Estados Unidos.
“El 10 de septiembre de 2023, él se entregó a las autoridades migratorias de EE. UU. Estuvo 3 días detenido y le dieron la libertad condicional el 14 del mismo mes. A partir de ese momento, siempre acudió a sus audiencias en la corte, con la asesoría de un abogado, mientras arreglaba su estatus legal", indicó su hermana desde San Diego de los Altos en el estado Miranda.
Detención sorpresiva
En medio de este proceso, Jonathan Plaza laboraba en un taller mecánico en las mañanas y en una empresa que presta servicio de mantenimiento en hospitales, colegios y oficinas, entre otros, en las tardes.
En diciembre de 2024 acudió a una de sus audiencias, pero ocurrió un hecho extraño: lo desnudaron y le tomaron fotos de los tatuajes, con el argumento de que solo se trataba de un control.
A pesar del incidente, el venezolano siguió confiando en la legalidad de su proceso, con la esperanza de comparecer en la corte y pagar una fianza; no obstante, el 22 de enero de 2025, funcionarios del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de EE. UU. (ICE, por sus siglas en inglés) se lo llevaron detenido del taller mecánico donde laboraba.
Un mes y medio después, el migrante le informó a su esposa -la única persona con quien se comunicaba desde su detención- que lo iban a deportar a Venezuela; pero, debido al mal tiempo, el vuelo fue reprogramado.
“Nosotros lo estábamos esperando con los brazos abiertos, pero desde el sábado 15 de marzo no supimos más nada de él y eso nos llenó de angustia", recordó Georgina Plaza.
Esa ansiedad por desconocer el paradero de Jonathan se extendió por cinco días. Fue el jueves 20 de marzo cuando los familiares del migrante vieron su nombre en la lista de deportados desde Estados Unidos a El Salvador.
Georgina Plaza pide que su hermano sea liberado y le permitan regresar a Venezuela. “Todo esto es una injusticia, mi hermano no merece vivir lo que le está sucediendo", sentenció con la esperanza de encontrar ayuda.