Caracas.- Familiares de los venezolanos deportados de Estados Unidos y recluidos en el Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT) en El Salvador regresaron a Venezuela sin poder ver a sus seres queridos ni obtener una confirmación de su estado.
Este viaje se produce casi tres meses después de que 252 venezolanos fueran trasladados a El Salvador bajo acusaciones de integrar la banda criminal Tren de Aragua, señalamientos que, según sus familiares y activistas, carecen de pruebas.
Jhoanna Sanguino, tía de Widmer Agelvis Sanguino, uno de los deportados de 24 años, y Reina Cárdenas, amiga de Andry Hernández Romero, un estilista de 32 años, viajaron a San Salvador acompañadas por activistas de la Fundación El Amparo Internacional. Representando a una decena de deportados del estado Táchira, pasaron tres días intentando obtener acceso al CECOT, una cárcel de máxima seguridad construida por el presidente Nayib Bukele para pandilleros.
Búsqueda infructuosa
Durante su estancia, los familiares y activistas acudieron a la Dirección de Centros Penales para solicitar permiso de ingreso al CECOT, pero sus esfuerzos fueron en vano. «Están allí sin ningún proceso judicial y sin ningún delito cometido en este país», afirmó Walter Márquez, presidente de la Fundación El Amparo Internacional.
La fundación también presentó solicitudes ante la Procuraduría de Derechos Humanos, pidiendo una visita al CECOT y garantías de debido proceso, derecho a la defensa y salud para los detenidos. Incluso, se entregó una solicitud en la Nunciatura Apostólica con la esperanza de que el Papa interceda a favor de los venezolanos.
La lucha continúa desde Venezuela
A pesar de la desilusión de regresar sin haber logrado contacto, Jhoanna Sanguino expresó: «Venía con mucha ilusión, le prometí a mi hermana que pronto el niño (joven) estaría en libertad, y a muchas madres. No quiero que pierdan la fe. Estuvimos tan cerca, pero a la vez tan lejos». Añadió que, a pesar de no haber logrado contacto directo, seguirán esperando en Venezuela «algún contacto, por teléfono o una carta, alguna fe de vida».
Con información de EFE