
Valera.- Los trabajadores de la Corporación Eléctrica Nacional (Corpoelec), en el estado Trujillo, exigieron un aumento salarial equiparado al dólar. Igualmente, pidieron renovar el contrato colectivo, vencido hace dos años, en la mañana de este jueves, 12 de septiembre, frente a la sede administrativa de la empresa, en el municipio Valera.
Héctor Rojas, secretario del Sindicato Eléctrico de la región, en representación de 1.200 trabajadores, activos y jubilados, expresó que el salario actual no es suficiente para suplir las necesidades básicas de sus familias.
“En sintonía con las demás federaciones y centrales de trabajadores en el país, exigimos que el ajuste salarial sea en base a una moneda, una divisa fuerte, extrajera. Así como el barril de petróleo es calculado en dólares. Una moneda que realmente nos ayude a combatir este problema inflacionario”, declaró el sindicalista, acompañado de un grupo de compañeros.
El salario actual, de los 40.000 trabajadores de Corpoelec en Venezuela, oscila entre 60.000 y 80.000 bolívares. De este monto, muchos deben costear los traslados a las instalaciones eléctricas, en las cuales laboran.
“De nuestros bolsillos estamos sacrificando dinero para pagar los viáticos para trasladarnos a las instalaciones, que están fuera del área central, y el alojamiento cuando tenemos que hacerlo. Entonces como trabajadores de este país, plenamente conscientes estamos exigiendo se nos adecue el salario”, expresó Rojas.
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En total piden un monto equivalente a 300 dólares mensuales, en comparación a los sueldos en Latinoamérica.
“Lógicamente tiene que hacerse en convenio con el ejecutivo nacional. Tenemos una convención colectiva vencida hace dos años, debemos discutirla porque allí se establecen los beneficios laborales que estamos defendiendo”, puntualizó el sindicalista.
Los jubilados, unos 300 en el estado Trujillo, tampoco perciben un salario mínimo y apoyaron la actividad realizada en la Torre Unión, del municipio Valera.

Viven de remesas
Ante esta dificultad, los trabajadores han abandonado los puestos. Aunque han ingresado nuevos, el incentivo salarial no es atractivo. Muchos tienen un segundo empleo o viven de las remesas.
“Apenas alcanza para los pasajes nosotros venimos de una empresa que se llama Cadafe y éramos los mejores pagados de Venezuela. Muchos tuvieron que migrar y nosotros, pues sobreviviendo con las remesas de familiares”, dijo Carlos Ferrer, quien tiene 35 años de servicio.
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