Más de 13,4 millones de ecuatorianos están convocados este domingo a las urnas para votar en unas inéditas elecciones generales, que se celebran en medio de una escalada de violencia atribuida al crimen organizado, que tuvo uno de sus episodios más recientes y trágicos en el asesinato del candidato presidencial Fernando Villavicencio.
El candidato presidencial y exvicepresidente de Ecuador, Otto Sonnenholzner, pasó este sábado un susto al registrarse un tiroteo cerca del lugar donde desayunaba en la provincia costera del Guayas.
En el proceso, que comenzó el jueves con el voto de los presos sin sentencia en firme, y siguió el viernes con el voto en casa para mayores de 50 años o personas con discapacidad de más del 75 %, los ecuatorianos designarán al sucesor o sucesora del actual presidente, el conservador Guillermo Lasso, y a los 137 nuevos integrantes de la Asamblea Nacional (Parlamento).
Ello, luego de que en mayo, Lasso disolvió la Asamblea, de mayoría opositora, cuando se disponía a votar una moción de censura en su contra por presunto peculado (malversación), que él negaba, y pidió la convocatoria a elecciones, amparado en el recurso constitucional conocido como «muerte cruzada».
Por ello, los ganadores deberán completar el período de Lasso (2021-2025), que decidió no presentarse a la reelección ni presentar listas a la Asamblea.
En la contienda presidencial hay ocho postulantes: la abogada y exasambleísta Luisa González, candidata del movimiento correísta Revolución Ciudadana, que lidera el expresidente Rafael Correa (2007-2017); el exvicepresidente Otto Sonnenholzner y el exlegionario y empresario especialista en seguridad Jan Topic.
También están en la carrera el indígena ecologista Yaku Pérez; los empresarios Xavier Hervas y Daniel Noboa; el abogado independiente Bolívar Armijos y el periodista Christian Zurita, quien reemplaza a Villavicencio y cuya candidatura está aún en espera de concluir el proceso de inscripción.
Los votos que se consignen a Villavicencio -cuya foto estará en la papeleta-, se adjudicarán a Zurita, incluso si su inscripción en firme se confirma luego de los comicios, que tendrán una segunda vuelta el 15 de octubre si ninguno logra no menos del 40 % de los votos y una diferencia de 10 puntos sobre el resto.
Violencia e inseguridad
Los candidatos han centrado sus campañas en diversas ofertas para combatir una de las principales preocupaciones de la población: la inseguridad y la violencia sin precedentes que azota a Ecuador.
Las autoridades la atribuyen al crimen organizado y al narcotráfico, que hicieron que Ecuador pasase en apenas cinco años de 5,8 a 25,32 homicidios intencionales por cada 100.000 habitantes en 2022, la cifra más alta de su historia.
Robos, asaltos, asesinatos a manos de sicarios, extorsiones y secuestros son algunos de los delitos que se escuchan a diario en Ecuador, antes conocido como un reducto de paz en la región.
Hoy convertido en un punto clave de las mafias del narcotráfico para, a través de sus puertos, sacar hacia Europa y Norteamérica grandes cantidades de cocaína producida en sus vecinos Colombia y Perú, los dos mayores productores mundiales.
Comienza el voto en casa en las elecciones generales de Ecuador
En esa espiral de violencia recrudeció con el asesinato de Villavicencio, acribillado por sicarios colombianos el 9 de agosto a la salida de un mitin de su campaña electoral, pocos días después de que denunció públicamente que recibió amenazas de muerte, presuntamente, de uno de los líderes de estas bandas criminales a las que el candidato había prometido combatir sin miramientos.
Villavicencio se convirtió en el rostro más representativo de este fenómeno que ya se ha llevado la vida de otros políticos, candidatos, alcaldes, jueces y fiscales, principalmente, de las ciudades de la costa donde más presente está el tráfico de drogas.
Crisis carcelaria
La situación de las cárceles es otra de las preocupaciones de los candidatos. Han asesinado desde 2020 a más de 400 presos en matanzas entre bandas rivales que se disputan el control interno de las prisiones y de los territorios del narcotráfico.
Así, los comicios se celebrarán en medio de un estado de excepción decretado por el Gobierno tras el asesinato de Villavicencio, de modo que las Fuerzas Armadas se han desplegado en todo el país para apoyar a los cerca de 60.000 policías que custodiarán los recintos de votación.
A la crisis de inseguridad se suma la difícil situación económica que deberán afrontar los aspirantes al recibir un país endeudado, con serios problemas en los sectores sanitario, educativo y agropecuario, entre otros, que podría empeorar por los efectos del fenómeno climático El Niño, que se prevé llegue a finales de año.