
La ausencia de reales brasileños en efectivo comienza a preocupar a consumidores y habitantes de Santa Elena de Uairén, que se las comienzan a ver cuesta arriba para seguir comprando alimentos y cubriendo sus gastos.
Desde hace más de un año en esa zona fronteriza se dejaron de aceptar bolívares en efectivo y los puntos de venta fueron deshabilitados casi en su totalidad, el dólar es también una moneda poco usual. Quienes allí residen usan la moneda brasileña como principal.
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Ante la disminución del comercio entre ambas naciones, producto del cierre de la frontera por la pandemia, locales comerciales han bajado sus ventas y el poder adquisitivo de los lugareños también ha mermado, según un sondeo que realizó El Pitazo tras establecer contacto con varias comercializadoras.
El turismo que caracterizó a la capital del municipio Gran Sabana fue desplazado por la minería, que a pesar de ser una actividad ilegal, fue lo que mantuvo a flote la economía, según coinciden los propios comerciantes.
«Vendíamos lotes de comida, salían camiones, ahora solo se llevan unas pocas compras», contó un comerciante refiriéndose a la presencia de mineros que pagan en efectivo por grandes cantidades de víveres que eran trasladados a sus campamentos.
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Ante la paralización de las actividades mineras a causa de la pandemia y poco combustible, así como el cierre de varios comercios que no han podido abastecerse de Brasil, el efectivo ha ido desapareciendo y quienes sufren las consecuencias son los habitantes de esta zona, quienes reciben remesas o bolívares y deben pagar un importante porcentaje que varía dependiendo del valor del dólar, para poder percibir el poco efectivo que sigue circulando.
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