El Pao.- A orillas del río Ure, al lado de un montón de pedazos de concreto y ramas, Narciso está cortando leña. En el fondo se escucha el agua corriendo, que se mezcla con el sonido del viento atravesando los árboles y dos perros que ladran. Es lunes 7 de noviembre.
-¿Esta es su casa? -Le preguntan al hombre. Antes de responder, respira un poco y traga grueso.
-Era, mijo. Era mi casa.
El amasijo de escombros es el recuerdo de lo que pasó. Era la casa de Narciso Porras, un campesino de 67 años, residente del asentamiento rural Las Mercedes, en la parroquia Pozo Verde del estado Bolívar, a 700 kilómetros de Caracas.
La crecida del río Ure arrasó con su hogar la noche del viernes 4 de noviembre. Él y otros cuatro miembros de su familia se salvaron porque salieron antes del derrumbe, cuando ya el caudal parecía incontenible.
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“A las 8:00 p.m. el río todavía estaba bajo, pero ya a las 11:00 p.m. comenzó a subir y a subir. Era mucha cantidad de agua", relata el hombre. Tenía 50 años viviendo en ese lugar.
Dice que les pidió a sus hijos que se fueran a casa de una vecina para que no vieran lo que él sabía que iba a pasar. Mientras tanto, se quedó en la parte alta de la carretera toda la noche observando cómo el agua destruía las paredes de su vivienda.
“Cuando bajamos a las 4:00 a.m. a ver lo que había quedado, nos pusimos muy tristes. Sentí mucho dolor. Nunca había visto esa crecida tan grande. Esto era como un mar", cuenta.

Porras es agricultor desde adolescente. El río también se llevó parte de su sembradío de yuca, maíz y plátano. No solo se quedó sin casa; también mermó su fuente de ingresos.
De acuerdo con las cifras oficiales, al menos 400 familias de la parroquia Pozo Verde resultaron afectadas por la crecida del río Ure, un afluente que nace en El Pao, municipio Piar, y llega hasta las zonas rurales de Ciudad Guayana, en el municipio Caroní.
“Por aquí estuvo el alcalde y el gobernador. Nos dijeron que nos iban a ayudar con una casa", indica Porras. Cuando ve los escombros, se ancla a esa promesa gubernamental para darse esperanzas.
Puente colapsado
A unos 20 kilómetros de la casa de Narciso Porras está la comunidad agrícola Las Dos Ceibas, donde las lluvias colapsaron un puente. Unas 100 familias quedaron incomunicadas y la situación impide que los campesinos trasladen sus cosechas hasta la ciudad.
“Estamos cruzando con los sacos de verduras en el hombro. La mayoría de las verduras que se venden en el mercado, salen de esta zona y necesitamos ayuda del Gobierno. De aquí sacamos yuca, ñame y frutas", dice José Luis Suárez, un productor agrícola de la zona.
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Suárez reitera que la situación no es nueva. Desde hace seis meses alertaron a las autoridades del deterioro de la vialidad y del riesgo que sufren en la temporada de lluvias. Pero no les prestaron atención, reclama. “No nos dan razón de nada, aquí estamos a la deriva. El próximo viernes, cuando el producto se madure, nos tocará cargar sacos al hombro para poder vender", comenta.
Visita gubernamental
Entretanto, el gobernador del estado Bolívar, Ángel Marcano, visitó las zonas afectadas y dijo que una crecida tan grande no se registraba desde hace 40 años.
“No hay pérdidas humanas. Respecto a las pérdidas materiales, vamos a recuperarles sus viviendas y a reubicar a los que están en sitios de riesgo, se les va a dar una casa. A quienes perdieron sus enseres, cocinas o colchones, vamos a ir devolviendo progresivamente", precisó.

Agregó que están trabajando en la limpieza de drenajes y canalización de ríos. “No se desbordó por la falta de canalización del río, fue por tres días de fuertes lluvias", especificó el funcionario.
Cabe destacar que en otras localidades como El Callao, al sur de Bolívar, las lluvias también han causado estragos. El 4 de noviembre, un joven sufrió una descarga eléctrica en medio del aguacero y 22 sectores resultaron anegados, según la versión oficial.