El comedor Olguita tiene casi tres meses funcionando en el sector La Segunda Parrilla, de Petare Norte. Allí dan almuerzos a 80 niños de la comunidad y lo hacen gracias al trabajo comunitario y las alianzas con organizaciones que respaldan y apoyan a comunidades populares en Caracas.
Ante el olvido en el que aseguran está la comunidad, fueron los propios vecinos de esta zona los que hace poco más de un año rescataron un espacio que era un basurero improvisado y lo convirtieron en una pequeña casa de la cultura que ahora también es el comedor que ayuda a las familias de este sector a mitigar el hambre.

Respaldado por la organización no gubernamental Un Par por un Sueño, reparten comida a estos niños de lunes a viernes y en muchas ocasiones ayudan también a adultos mayores que se acercan con hambre al espacio conocido como “La Capilla".
Vicente Páez, exconcejal del municipio Sucre y líder político, es uno de los responsables del comedor y contó que todos los que ayudan para hacer posible la repartición de los alimentos son vecinos del sector, madres de los niños beneficiados y dirigentes comunitarios que trabajan por mejorar la calidad de vida en La Parrilla Segunda.

Páez relató que el trabajo en la comunidad inició con la recuperación del espacio en el que ahora funciona el comedero, donde los propios residentes de La Parrilla Segunda limpiaron y habilitaron para convertir en una capilla, que también funciona como biblioteca para los niños del sector.
La idea de crear el comedor en esta zona surgió ante la necesidad y el hambre que José Luis Leotaud, coordinador del comedor Olguita, percibió en los niños de su barrio. “Yo vivo en esta comunidad desde que tengo 15 años y ayudo aquí porque he visto muchos niños pasando hambre y pagando las consecuencias de los problemas del país. Por eso no nos negamos cuando llegó esta fundación y decidimos ayudar y seguiremos ayudando en nuevos proyectos que vengan a salvarnos porque esta es una necesidad en el barrio", dijo.

Leotaud admitió que, para muchos, el almuerzo en el comedor es la única comida que degustan y piden para sus familiares que pasan la misma hambre. “Yo en casi tres meses los veo hasta más bonitos, más gorditos", aseguró el líder comunitario.
El coordinador del comedor para niños aseguró que también intentan sembrar valores en los niños para incentivar sus capacidades y hacerles ver que es posible tener una vida mejor, dentro o fuera del barrio en el que están creciendo. Explicó que en el espacio tres voluntarias se encargan de repartir la comida que Un par por un sueño, lleva todos los días hasta el sector lista para servir.

Los niños celebran poder comer pasta, sopa, pollo y granos varias veces a la semana y las madres de la comunidad también manifiestan su agradecimiento por la nutrición que reciben sus hijos a través de este espacio que es un logro de todo el barrio.
“Aquí hay muchos problemas, bastantes carencias de servicios públicos y de todo entonces esta comida es una ayuda de verdad para todos", refirió Mónica Ñañez, vecina y beneficiada del comedor Olguita. Esta madre contó que el nombre del espacio se debe a una líder vecinal (ya fallecida) que trabajó activamente para recuperar este espacio que le pertenecía y lo cedió para las labores sociales en el barrio petareño.

Ahora, en “La Capilla" no solo comen los niños, sino que se realizan cursos, se dicta catesismo y tareas dirigidas. La aspiración de la comunidad es lograr erradicar el hambre de La Parrilla Segunda, pero por ahora intentan crecer y ayudar a más de 100 pequeños a combatir el hambre.
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