Caracas.- Venezuela despertó este martes 23 de agosto con la noticia del fallecimiento del arquitecto venezolano José Fructoso Vivas Vivas, mejor conocido como Fruto Vivas, diseñador de grandes obras estructurales.
Fruto Vivas fue autor de obras como el pabellón venezolano en Expo Hanover 2000, el Club Táchira en Caracas, la Iglesia del Santo Redentor en San Cristóbal, el Museo de Arte Moderno de Caracas, Iglesia de la urbanización de Zapara en Maracaibo, Hotel La Cumbre en Ciudad Bolívar, en otras.
El arquitecto venezolano nació en la curva del Callejón del Verde, municipio Jáuregui del estado Táchira, el 21 de enero de 1928, y llegó a convertirse en uno de los arquitectos venezolanos más reconocidos nacional e internacionalmente.
El primer acercamiento del maestro Fruto Vivas a la arquitectura fue a muy temprana edad, su madre le pedía que elaborara con barro las casitas para el pesebre, a partir de ahí se identificó con lo que más adelante se convertirían en pasiones de vida: la arquitectura y el arte.
Cuando apenas cursaba el bachillerato Fruto Vivas vio un aviso en la prensa que decía «se solicita dibujante arquitectónico», fue entonces cuando se arriesgó y diseñó una casa la cual bautizó como «Quinta Sinfonía», esta tenía las rejas con formas de notas musicales, y ya con eso le dieron el trabajo y se convirtió en dibujante arquitectónico.
En 1955 trabajó con el arquitecto brasileño Oscar Niemeyer para el Museo de Arte Moderno de Caracas y luego, junto al español Eduardo Torroja, diseña el Club Táchira. Sin embargo, fue en 1956 cuando se graduó de arquitecto en la Universidad Central de Venezuela.
En 1987 recibió el Premio Nacional de Arquitectura de Venezuela, en 2009 recibió el título de Doctor Honoris Causa de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Central de Venezuela (UCV) y en 2014 el Premio Iberoamericano de Arquitectura en la IX Bienal Iberoamericana.
Fruto Vivas en vida fue un innovador en todos los aspectos y creador sin límites, dejando de regalo al país su magnifica visión arquitectónica.