La mitad de los alrededor de seis millones de refugiados y migrantes venezolanos en otros países de Latinoamérica y el Caribe no pueden permitirse tres comidas diarias y carecen de una vivienda digna, destaca un informe presentado este miércoles por agencias de Naciones Unidas.
El estudio, de la mano de la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur) y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), también indica que 4,3 millones de refugiados y migrantes procedentes de Venezuela siguen teniendo problemas a la hora de acceder a alimentación, vivienda y empleo estable.
Unos 7,1 millones de personas han dejado Venezuela a consecuencia de años de crisis económica y política y un 80 % de ellos son acogidos en la región latinoamericana y el Caribe, según la plataforma de seguimiento de este flujo R4V, coordinada por las dos agencias de la ONU.
El informe subraya que, pese a los progresos logrados para regularizar a los migrantes y refugiados en muchos países latinoamericanos, las necesidades humanitarias de este colectivo siguen aumentando, en el contexto de un fuerte aumento del coste de vida, la pandemia de covid y altos niveles de desempleo.
Todo ello «dificulta que muchos de ellos puedan reconstruir sus vidas y se integren en las sociedades de acogida de la región», indican Acnur y OIM.
Son muchos los casos de venezolanos que deben recurrir para su supervivencia en países de acogida a trabajos sexuales, la mendicidad o el endeudamiento, denuncia el informe.
En él se citan casos como el de los venezolanos de Ecuador, país en el que el 86 % de los miembros del colectivo dicen carecer de los ingresos suficientes para satisfacer sus necesidades básicas, o los de Chile, donde un 13 % de ellos viven bajo el umbral de la pobreza.
En Colombia, un 29 % de los hijos de migrantes y refugiados venezolanos no pueden matricularse en las escuelas ya que sus familias no tienen los recursos suficientes para pagarlas, añade el estudio.
«En un momento en el que el mundo enfrenta numerosas crisis humanitarias, no debemos olvidar a los venezolanos y a los países que los acogen», destacó el representante de OIM y ACNUR para este colectivo, Eduardo Stein, quien subrayó que la regularización de su residencia «es sólo un primer paso hacia la integración».
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La mitad de los alrededor de seis millones de refugiados y migrantes venezolanos en otros países de Latinoamérica y el Caribe no pueden permitirse tres comidas diarias y carecen de una vivienda digna, destaca un informe presentado este miércoles por agencias de Naciones Unidas.
El estudio, de la mano de la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur) y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), también indica que 4,3 millones de refugiados y migrantes procedentes de Venezuela siguen teniendo problemas a la hora de acceder a alimentación, vivienda y empleo estable.
Unos 7,1 millones de personas han dejado Venezuela a consecuencia de años de crisis económica y política y un 80 % de ellos son acogidos en la región latinoamericana y el Caribe, según la plataforma de seguimiento de este flujo R4V, coordinada por las dos agencias de la ONU.
El informe subraya que, pese a los progresos logrados para regularizar a los migrantes y refugiados en muchos países latinoamericanos, las necesidades humanitarias de este colectivo siguen aumentando, en el contexto de un fuerte aumento del coste de vida, la pandemia de covid y altos niveles de desempleo.
Todo ello «dificulta que muchos de ellos puedan reconstruir sus vidas y se integren en las sociedades de acogida de la región», indican Acnur y OIM.
Son muchos los casos de venezolanos que deben recurrir para su supervivencia en países de acogida a trabajos sexuales, la mendicidad o el endeudamiento, denuncia el informe.
En él se citan casos como el de los venezolanos de Ecuador, país en el que el 86 % de los miembros del colectivo dicen carecer de los ingresos suficientes para satisfacer sus necesidades básicas, o los de Chile, donde un 13 % de ellos viven bajo el umbral de la pobreza.
En Colombia, un 29 % de los hijos de migrantes y refugiados venezolanos no pueden matricularse en las escuelas ya que sus familias no tienen los recursos suficientes para pagarlas, añade el estudio.
«En un momento en el que el mundo enfrenta numerosas crisis humanitarias, no debemos olvidar a los venezolanos y a los países que los acogen», destacó el representante de OIM y ACNUR para este colectivo, Eduardo Stein, quien subrayó que la regularización de su residencia «es sólo un primer paso hacia la integración».