¿Se puede estar peor? Sí, se puede estar peor. Después de 20 años de un sistema que se impone por la fuerza, esta afirmación tiene la raíz suficiente para sostenerse. Mantenerse en el poder es proporcional al hecho de hacernos cada vez más vulnerables y dependientes. El chavismo hará lo que sea para permanecer, así lo dice Cabello: “Ni por las buenas, ni por las malas nos vamos de acá nosotros”, queda clara, una vez más, la vocación autoritaria de quienes dominan el país.
Esta es una afirmación temeraria porque el poder no es solo un acto de voluntad, que sin duda la tienen. Por las malas, necesitan más que la genuflexión interna, más que el poder de las armas, más que las alianzas criminales; necesitan que la base de la sociedad esté con ellos, necesitan de una cierta adhesión incondicional, necesitan militantes y, sobre todo, necesitan de una sociedad-comunidad-personas obedientes. ¿Tienen estas necesidades cubiertas? La respuesta es un inequívoco no.
Estamos claros que el régimen tiene estructuras, el aparato comunal les dio la posibilidad de tenerla, es un diseño de dominación basado en la ocupación territorial de las distintas comunidades, montado sobre la lógica del poder propio del mando y la obediencia.
Pero toda obediencia tiene unos incentivos que el chavismo dejó de ofrecer. Quitó la esperanza, anuló a la persona, eliminó la autonomía a la madre, hoy depende de las dádivas absolutas del régimen, fragmentó a la familia obligándola a emigrar. El sabor de las acciones del sistema es amargo, intragable, genera repulsión. Una repulsión generalizada.
En nuestro trabajo de monitoreo en el Centro de Investigaciones Populares nos encontramos con un dato revelador: más del 93% de la población rechaza el CLAP y no solo lo rechaza sino que añora, sueña, busca la autonomía perdida, que le fue arrebatada. Si hay un ser autónomo en Venezuela, esa es la madre, su búsqueda es poder vivir con la base sólida que genera la seguridad familiar y personal fundamental para todo proceso comunitario y social.
La intervención del chavismo se sostiene en la eliminación de la identidad, de la cultura, de aquello que nos hace ser lo que somos. Lo ha intentado, pero no lo ha logrado.
La fuerza de la cultura, en este momento, se ha sentido acompañada por una oposición que ha decidido hacer un camino y actuar contra corriente. Ser autónoma en la decisión de una acción al margen de la disposición del poder, ir contra corriente, realizar unas primarias fuera de las determinaciones del aparato del poder gubernamental.
En este momento, la oposición está logrando mantenerse en una estrategia fuera del régimen, de modo que va produciendo en la población una esperanza inusitada, está generando valor, disposición, determinación a generar y acompañar un movimiento político capaz de enfrentar una tiranía que se ha encargado de negarnos la vida.
Cuando todo parecía estar bajo la bota de la dominación, florece la esperanza y se reconducen las luchas. Este es un pueblo que no ha dejado de luchar, hemos resistido sin resignación, sabiendo que somos fuertes cuando nos acompañamos.
Del lado del régimen y de sus pocos militantes o adeptos vemos desesperación, angustia, acciones erráticas, tales como implosionar al Consejo Nacional Electoral de manera innecesaria, o inhabilitar a María Corina Machado de modo anticipado, o buscar desesperadamente que la oposición se salga de la ruta electoral, manejando públicamente la noticia de una eventual prohibición, por parte del Tribunal Supremo de Justicia, de hacer las primarias.
Somos mayoría los que hemos decidido recuperar la democracia, nos sentimos acompañados, vemos que la oposición (por la fuerza de las circunstancias) está actuando bajo su lógica y no según los designios del régimen. El desafío es seguir dando pasos firmes hacia la libertad desde la propia lógica de la oposición y fuera de toda determinación del chavismo.
***
Las opiniones expresadas en esta sección son de entera responsabilidad de sus autores.
De la misma autora: La universidad y el país que soñamos
Cuando los dirigentes e instituciones de gobierno pierden credibilidad ante la población se originan amenazas al sistema democrático. Los conflictos políticos se acrecientan cuando desde el poder se reacciona de manera contraproducente a la diversidad sobre la cual se asienta la pluralidad humana. La filósofa alemana nacionalizada norteamericana, Hannah Arendt, explicó esta situación al referirla […]
Nuevos hallazgos refuerzan la teoría que señala que nuestros antepasados habitaron el continente durante el periodo conocido como la Edad de Hielo.
Kissinger recibió los más altos honores en su visita a Pekín.
La vieja cultura machista pesa mucho, pero va cediendo.
¿Se puede estar peor? Sí, se puede estar peor. Después de 20 años de un sistema que se impone por la fuerza, esta afirmación tiene la raíz suficiente para sostenerse. Mantenerse en el poder es proporcional al hecho de hacernos cada vez más vulnerables y dependientes. El chavismo hará lo que sea para permanecer, así lo dice Cabello: “Ni por las buenas, ni por las malas nos vamos de acá nosotros”, queda clara, una vez más, la vocación autoritaria de quienes dominan el país.
Esta es una afirmación temeraria porque el poder no es solo un acto de voluntad, que sin duda la tienen. Por las malas, necesitan más que la genuflexión interna, más que el poder de las armas, más que las alianzas criminales; necesitan que la base de la sociedad esté con ellos, necesitan de una cierta adhesión incondicional, necesitan militantes y, sobre todo, necesitan de una sociedad-comunidad-personas obedientes. ¿Tienen estas necesidades cubiertas? La respuesta es un inequívoco no.
Estamos claros que el régimen tiene estructuras, el aparato comunal les dio la posibilidad de tenerla, es un diseño de dominación basado en la ocupación territorial de las distintas comunidades, montado sobre la lógica del poder propio del mando y la obediencia.
Pero toda obediencia tiene unos incentivos que el chavismo dejó de ofrecer. Quitó la esperanza, anuló a la persona, eliminó la autonomía a la madre, hoy depende de las dádivas absolutas del régimen, fragmentó a la familia obligándola a emigrar. El sabor de las acciones del sistema es amargo, intragable, genera repulsión. Una repulsión generalizada.
En nuestro trabajo de monitoreo en el Centro de Investigaciones Populares nos encontramos con un dato revelador: más del 93% de la población rechaza el CLAP y no solo lo rechaza sino que añora, sueña, busca la autonomía perdida, que le fue arrebatada. Si hay un ser autónomo en Venezuela, esa es la madre, su búsqueda es poder vivir con la base sólida que genera la seguridad familiar y personal fundamental para todo proceso comunitario y social.
La intervención del chavismo se sostiene en la eliminación de la identidad, de la cultura, de aquello que nos hace ser lo que somos. Lo ha intentado, pero no lo ha logrado.
La fuerza de la cultura, en este momento, se ha sentido acompañada por una oposición que ha decidido hacer un camino y actuar contra corriente. Ser autónoma en la decisión de una acción al margen de la disposición del poder, ir contra corriente, realizar unas primarias fuera de las determinaciones del aparato del poder gubernamental.
En este momento, la oposición está logrando mantenerse en una estrategia fuera del régimen, de modo que va produciendo en la población una esperanza inusitada, está generando valor, disposición, determinación a generar y acompañar un movimiento político capaz de enfrentar una tiranía que se ha encargado de negarnos la vida.
Cuando todo parecía estar bajo la bota de la dominación, florece la esperanza y se reconducen las luchas. Este es un pueblo que no ha dejado de luchar, hemos resistido sin resignación, sabiendo que somos fuertes cuando nos acompañamos.
Del lado del régimen y de sus pocos militantes o adeptos vemos desesperación, angustia, acciones erráticas, tales como implosionar al Consejo Nacional Electoral de manera innecesaria, o inhabilitar a María Corina Machado de modo anticipado, o buscar desesperadamente que la oposición se salga de la ruta electoral, manejando públicamente la noticia de una eventual prohibición, por parte del Tribunal Supremo de Justicia, de hacer las primarias.
Somos mayoría los que hemos decidido recuperar la democracia, nos sentimos acompañados, vemos que la oposición (por la fuerza de las circunstancias) está actuando bajo su lógica y no según los designios del régimen. El desafío es seguir dando pasos firmes hacia la libertad desde la propia lógica de la oposición y fuera de toda determinación del chavismo.
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Las opiniones expresadas en esta sección son de entera responsabilidad de sus autores.
De la misma autora: La universidad y el país que soñamos